viernes, 3 de octubre de 2008

Aún hay esperanza...

Leído en el periódico ABC, 2 de octubre de 2008 (entrevista a Urmi Basu):

«En India creen que tener sexo con una niña los limpia de sida»

2-10-2008 02:45:39

-¿Qué puede hacer su fundación frente al negocio de tráfico de mujeres que mueve al año en el mundo 27.000 millones de euros?

-No me lo planteo con esa envergadura. Voy a lo personal: si puedo sacar a una chica de esta vida de violencia, de abusos y de sufrimiento, estoy cambiándole la vida. Sé que al hacerlo pongo en peligro mi vida y que cada día tengo sobre mi cabeza la amenaza de que alguien me asalte con un cuchillo, con una pistola... Pero estoy tan convencida de lo que hago que ni siquiera eso puede pararme. Además, contamos con el apoyo de las mujeres que han estado metidas en ese infierno; ellas son nuestros ojos y nuestra boca. Nos avisan de los peligros. Nos ayudan a sobrevivir.

-Los Kalighat del mundo existen porque hay hombres dispuestos a pagar por estar con una niña de 9 años.

-Sí, sí. En India, además, el problema es cultural porque creen que mantener relaciones con una virgen, o al menos con una niña lo más pequeña posible, no sólo los protege de enfermedades de transmisión sexual, sino que incluso, si están enfermos, por ejemplo de sida, los limpia.

-Eso también ocurre en África.

-Igual. Es una bomba de propagación.

-¿Irá a la raíz del problema, allí donde se engendra el monstruo?

-La educación es crucial. Si a las futuras generaciones se les diera libertad y mucha formación e información, podrían acabar con el círculo de abusos.

-En España hay libertad y educación, y cada año decenas de compatriotas viajan a Asia o a América para tener sexo con niños.

-No lo he leído en ningún manual de psicología, pero creo que al viajar hay quien pierde su identidad y se cree con derecho a hacer lo que quiera, fuera de su cultura, y arrastrado por un libertinaje que anula las normas que habitualmente le coartan. Y ante un niño camboyano hay una desconexión mental de los propios hijos que ha dejado en casa, de su cultura, de su educación, y lo ve como algo exótico. Es brutal. A eso se añade que en esos destinos hay una industria organizada contra la que poco hacen esos Gobiernos, que prefieren el dinero del turista a sus propios niños.

-Para muchas, el círculo de la vida empieza y acaba, ya viejas, en el prostíbulo. ¿Qué cercena más, el estigma o la pobreza?

-Las dos cosas. Por la parte de la pobreza, son mujeres que viven al día. Si tienen 5 clientes, a los que cobran 50 rupias, ganan 250 rupias diarias, unos 5 euros, que se van en pagar la habitación, comprar alcohol para el cliente, comida, ropa... Por eso cuando se retiran con 40 años no tienen ahorros y se afanan en reclutar chicas a las que alquilan su habitación. Y por el estigma están tan al margen que su integración es imposible.

-¿El gran obstáculo en su misión?

-Convencer a las madres de que es posible cambiar la vida de sus hijos. Si logramos que una generación de chicas salga de la prostitución, estudie diez años y tenga capacitación laboral, habremos roto el círculo maldito en Kalighat.

-Conoció a Teresa de Calcuta.

-Trabajé en una de sus clínicas y tuve la oportunidad de verla en acción. Ella lo es todo en Calcuta. Pensar en ella, una santa, me ayuda, me da fuerza.

-Su asociación se llama «New ligth», pero su luz es Soma. ¿Cuál es su historia?

-Soma, que da nombre a una residencia para hijas de prostitutas, era una niña nacida un mes después de que el proyecto echara a andar. A las seis semanas, una vela incendió su cuna y quemó el 70% de su cuerpo. Ella luchó denodadamente por vivir y nosotros luchamos por su recuperación. Su abuela y su propia madre decían que para qué tanto esfuerzo por la hija desfigurada de una puta. Vivió una vida normal hasta los 3 años, cuando una diarrea fortísima acabó con ella. Con su nombre queremos recordar a todas las madres que la vida de un solo hijo es valiosísima, que no se puede desperdiciar, y que merece la pena luchar por ella.



Habiendo gente buena como ella, este mundo aún tiene una esperanza...

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