jueves, 11 de diciembre de 2014

No hay civilización sin esclavos

Hoy hemos asistido al cine mi señora y yo. La película, "Exodus" de Ridley Scott.

Es una nueva versión de la salida del pueblo hebreo de Egipto, autorizados primero y perseguidos después por el faraón.

Lo que quería comentar hoy es algo que vengo pensando hace tiempo y sobre lo que ya escribí en algún sitio: todas las civilizaciones de las que tenemos noticia se han basado en el trabajo de esclavos. Es decir, para que una parte de la sociedad viviera desahogadamente, e incluso erigiera monumentos que perduraron en el tiempo, otra parte importante tenía que llevar una vida de casi animales: sus derechos no eran muchos más de los que tenían los animales de carga e incluso a veces eran menos.

En esto se basó la democracia griega de la Antigüedad, que tanto se nos ha puesto de modelo: para que unos ciudadanos pudieran reunirse, discutir y votar los asuntos públicos, una gran mayoría de seres humanos, que vivían con ellos, tenían que llevar toda la carga de mantener la economía en marcha: los esclavos.

En la Grecia clásica los esclavos provenían principalmente de prisioneros de guerra, aunque también se podían comprar a mercaderes que los traían de otras tierras, donde habían sido sometidos a esclavitud por algún soberano invasor, como castigo por alguna revuelta, como prisioneros de guerras, etc.

En la película mencionada al principio los esclavos son los hebreos, sometidos, según la Biblia, cuatrocientos años al poder de los egipcios. Aquí no se sabe cómo llegaron a ser esclavos, porque supuestamente eran descendientes de José y su familia, aquél que llegó a ser la mano derecha del faraón por su capacidad para predecir el futuro interpretando sueños. La Biblia no lo explica y mi interpretación es que en algún momento cayeron en desgracia por la razón que fuera y los egipcios aprovecharon para subyugarlos.

La lección importante de aquí es que Egipto fue una gran civilización y dejó obras impresionantes que aún perduran por su magnificencia, aunque también por la sequedad del desierto que impide que muchas cosas se pudran y se descompongan. Pero nadie me quita de la cabeza que esas grandiosas construcciones fueron fruto del trabajo de cientos de millares, quizá millones, de esclavos trabajando bajo la batuta de los egipcios.

No siempre fueron los hebreos los esclavos. Si hacemos caso a la Biblia, su yugo duró cuatrocientos años, hasta la aparición de Moisés. Pero el imperio egipcio, en sus diferentes dinastías, duró varios miles de años. Así que tuvieron que proveerse de esclavos de otras fuentes, supongo que a través de guerras y escaramuzas en los territorios adyacentes. Y quizá también a través del comercio.

Como siempre suelo hacer, todo lo expuesto es una introducción a la idea principal de este texto. Y esaidea es que hoy, como ayer, si gozamos de un  importante bienestar en lo que yo llamo por pereza Occidente (Europa, USA, Canadá, Australia e incluso podríamos meter a Japón, por su riqueza) es gracias a que existen numerosos esclavos que trabajan para nosotros. No están en nuestros países, es verdad. Nuestras leyes prohíben la esclavitud. Pero su esclavitud nos sirve a través de un arma poderosa que hemos cuidado de desarrollar: el comercio. Los tratados comerciales y el abaratamiento de los transportes ponen en nuestra puerta productos altamente tecnológicos o de alto valor añadido a precios irrisorios: si los fabricásemos en nuestros países desarrollados, esos productos valdrían fácilmente cinco o diez vez su precio actual.

Los actuales proveedores de esclavitud son muchos. Pongo en primer lugar a China, que se ha convertido en la fábrica del mundo. Pero después hay una miríada de ellos, casi todos países "en desarrollo", donde sus habitantes trabajan por salarios de subsistencia, sin condiciones laborales dignas (derecho al descanso, horas de trabajo no excesivas, ergonomía, derecho de huelga, vacaciones...), sin medidas de seguridad y sin protección social (desempleo, bajas, jubilación, etc.). Así los productos son tan baratos y ya no nos extrañamos de ello.

De vez en cuando nos llama a la conciencia nuestro Pepito Grillo particular cuando vemos noticias de que se ha descubierto que grandes marcas de zapatillas deportivas, o de otros tipos, tienen a niños esclavos trabajando para ellos en la India, Pakistán, Tailandia, etc. Pero, ¿de verdad alguien se extraña? Miramos para otro lado y seguimos pensando que somos los mejores porque tenemos una democracia y nos dejan votar cada cuatro años.

No nos engañemos más: podemos seguir comprando esos productos baratos, pero sin perder de vista que detrás de ellos hay seres humanos como nosotros que han tenido, simplemente, la desgracia de nacer allí y no aquí.

Deberíamos luchar por un mundo donde todos podamos aspirar a tener un trabajo digno, con unas leyes que protejan a los trabajadores, que para eso somos mayoría y queremos ser la fuente de soberanía y de legitimidad de todos los gobiernos y de todas las leyes que hagan estos. Muchos artículos que ahora compramos y cambiamos caprichosamente (como, por ejemplo, el móvil) serían mucho más caros en un mundo igualitario, pero a cambio podríamos esperar que todo el mundo tendría trabajo, seguridad social, protección por desempleo o por bajas, jubilación... Deberíamos obtener a cambio gente más preocupada por conocer su entorno, por proteger sus ecosistemas, por no esquilmar los recursos que les dan de vivir (fauna, flora, aire, agua, minerales...). Podría haber ricos, pero no excesivamente ricos. Nadie debería pasar necesidad salvo aquellos que no quisieran trabajar. Todos deberíamos esperar una retribución razonable y proporcional por nuestro trabajo y nuestra responsabilidad en la sociedad. No es lo mismo ser médico que barrendero. Por tanto, no es comunismo lo que propongo. Cuba es un buen ejemplo de lo que no quiero. Hay que evitar las grandes diferencias sociales y salariales, pero no al precio de desincentivar la iniciativa privada, el esfuerzo personal, el talento intelectual...

Quizá, como ventaja añadida, en un mundo sin esclavos también habría menos guerras. Al tener todos los seres humanos un estatus similar como ciudadanos del mundo, todas nuestras voces deberían oírse, en contra de esas pocas voces que se oyen cuando esos pocos deciden iniciar conflictos armados que, entonces sí, involucran a cientos de miles de personas. Ningún pueblo debería agredir a otro por razones de sentirse superior o mejor (mucho menos por razones de religión, pero eso es otro cantar).

Esos ciudadanos libres con los que sueño serían capaces de boicotear las fábricas de armas. Siempre habría otros trabajos a realizar: nadie debería trabajar en una fábrica de armas porque le pagan bien o porque no encuentra otra cosa.

Entonces, igual sí, tendría sentido hablar de "alianza de civilizaciones".


Otro día sigo exponiendo cómo sería, a mi modo de ver, ese mundo sin esclavos. Por hoy, ya es bastante.

jueves, 30 de octubre de 2014

Porqué los ciclistas deben poder pasar las señales de STOP en Idaho (EE.UU)


He encontrado un artículo en inglés sobre las bicicletas en la ciudad. Por su interés, lo he traducido y añadido al blog.

NOTA: en España se sigue usando la palabra STOP ("pare", en inglés) para las señales que en América central y del Sur usan la palabra ALTO. En este artículo usaré indistintamente una u otra.


Fuente: More on the Idaho STOP and why cyclists should be able to roll through stop signs
TheTreeHugger.com
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La señal de STOP en Idaho (EE.UU.) y por qué los ciclistas deberían poder (tener derecho a) atravesar las señales de «Alto» (sin detenerse en ellas).

Lloyd Alter (lloydalter)
Transporte / Bicicletas
14 de mayo 2014

Es un argumento que hemos estado manteniendo durante años en TreeHugger: los STOP de cuatro vías son un método de control de la velocidad para los coches y tienen poco que ver con el derecho de paso. Es más, en Vox, Joseph Stromberg redondea la investigación (incluyendo un poco de TreeHugger) y escribe el artículo: Por qué los ciclistas deberían poder pasarse las señales de alto y las luces rojas. Él describe lo que se conoce como el STOP tipo Idaho (aquí lo abreviaré a Idaho-Stop).
La norma de Idaho es bastante sencilla. Si un ciclista se acerca a una señal de STOP, él o ella tiene que reducir la velocidad y mirar el tráfico. Si ya hay un peatón, coche, moto u otra bici, entonces el otro vehículo tiene el derecho de paso. Si no hay tráfico, sin embargo, el ciclista puede atravesar lentamente. Básicamente, para los ciclistas, una señal de STOP es un indicador de "ceda el paso".
Sigue indicando que los ciclistas pueden tratar las luces rojas como las señales de STOP, y pasarlas si la intersección está despejada, pero eso es otro tema que no quiero tocar, viviendo en una ciudad donde los peatones y los ciclistas esperan a que cambie una luz roja cuando es el amanecer y no hay un coche a la vista. Ciñéndonos a las señales de STOP, Stromberg señala que un STOP tipo Idaho en realidad podría ser más seguro para los ciclistas y los conductores que una detención completa.

En muchas ciudades, las rutas de poco tráfico que son más seguras para las bicicletas son carreteras con muchas señales de alto. En la actualidad, algunos ciclistas evitan estas rutas y toman  otras calles más rápidas, pero con mucho tráfico. Si el STOP tipo Idaho se legalizara, sacaría a los ciclistas de estas vías más rápidas y canalizaría las bicis hacia las carreteras más lentas y seguras.

Si el STOP tipo Idaho legalizado y ampliamente adoptado, también haría que las bicicletas fuesen más predecibles. Actualmente, cuando una bici y un coche se detienen a la vez en un cruce de cuatro vías, a menudo sobreviene una torpe danza... Un STOP tipo Idaho pondría fin a esta locura: el primer vehículo en llegar a la intersección siempre tiene el derecho de paso, dando a los ciclistas una regla que ellos de hecho seguirían, haciéndolos más predecible para los conductores.

Stromberg señala que, después de que se introdujo este STOP en Idaho, la tasa de accidentes se redujo. También compara Boise, una población en Idaho, a dos ciudades de California que no permiten el STOP tipo Idaho, y encontró sus tasas de accidentes significativamente mayores.

Stromberg recoge (y enlaza a) la posición de TreeHugger de que los STOP no fueron diseñados para los ciclistas, y que "leyes que no sirven a ningún propósito no deberían existir".

En una época en que una gran cantidad de pueblos y ciudades están tratando activamente de conseguir más gente en bicicleta -para reducir el tráfico, cuando no las emisiones de carbono- uno pensaría que quieren eliminar las trabas inútiles a andar en bicicleta.

Que tenga usted una buena lectura en VOX (en inglés).

Aquí está la postura de TreeHugger sobre el tema:

Lloyd Alter / CC BY 2.0
¿Deberían los ciclistas poder hacer el "Idaho-Stop"?

"Pedir a los ciclistas obedecer las leyes de coches es tan equivocado como sugerir que los coches deben obedecer las leyes de la bici, o que los pericos deben obedecer las leyes de perros". Más en TreeHugger.

Neal Jennings en ​​Flickr / CC BY 2.0
¿Por qué los ciclistas deberían poder atravesar las señales de stop? Es Física

El asunto es que esas señales de STOP están ahí para regular la velocidad, no el derecho de paso; los STOP de dos vías hacen realmente un trabajo mejor. Y las bicicletas lo tienen difícil para superar el límite de velocidad... y lo siento, pero en este tema en particular, la ley es una caca. Es un desafío a la lógica y la física. Me gustaría que los ingenieros de tráfico que pusieron estas señales lo reconocieran.

Más en TreeHugger

Es hora de arrancar las señales de STOP y dejar de culpar a los ciclistas

Las señales de STOP ni siquiera consiguen que los conductores reduzcan la velocidad.

La instalación de una señal de STOP injustificada reduce la velocidad sólo en la zona inmediatamente adyacente a la señal. En la mayoría de los casos, los conductores aceleran tan pronto como es posible, a una velocidad más rápida de la que conducían antes de que instalaran la señal de STOP. Al parecer hacen esto para recuperar el tiempo perdido en la señal de STOP. La señales de STOP no son efectivas para el control de la velocidad.

Más en TreeHugger 


¿Deberían los ciclistas tener que parar en la señal de STOP? Parte III

Una bicicleta no es un vehículo de motor. Esperar que los ciclistas se comporten exactamente igual que los automovilistas es como esperar que los kayakistas sigan las mismas reglas que los navegantes de motor. En última instancia, tenemos que adoptar un conjunto de leyes que se basen en la bicicleta como un medio de transporte con características propias, en lugar de esa línea de pensamiento de hoy de que la-bicicleta-es-sobre-todo-lo-mismo-que-los-vehículos-de-motor.
Más en TreeHugger


Un mal diseño de la infraestructura conduce a un mal comportamiento de los ciclistas

La concejal de Toronto City, Karen Stintz, recibió una multa de 110 dólares por rodar a través de una señal de STOP que no existía. Dorothy Rabinowitz (famosa editorialista del Wall Street Journal), y Judith Timson (columnista del The Star), del propio Toronto, están indignadas de que Stintz esté luchando contra la multa, escribiendo en The Star: "Va a librarse por un tecnicismo. ¿Sabe lo que debe hacer, Karen? Dar ejemplo: pague y deje de rodar a través de los STOP. Va contra la ley". Timson dice "Soy una conductora... y he llegado al final de tolerar silenciosamente que los ciclistas violen la ley".

Timson y los cientos de comentaristas que en cada artículo atacan a los ciclistas fallan al intentar comprender por qué los ciclistas ruedan a través de las señales de STOP. Es debido a que la infraestructura está diseñada para controlar coches.
 
 
Y el primero de la serie de artículos, a partir de 2008:

¿Debería permitirse a los ciclistas seguir, habiendo señales de STOP?

Si uno reconoce que las señales de STOP son principalmente para el control de velocidad en lugar de la seguridad, entonces no hay realmente ninguna razón para exigir que las bicicletas se detengan, en lugar de ceder. Pero puede ser una mejor alternativa que haría que todo el mundo fuera más feliz al eliminar las señales de STOP inútiles y utilizar algunas de las otras formas de calmar el tráfico que no implican detención completa.

jueves, 14 de agosto de 2014

La Herencia de Pujol y su familia

Pujol negó varias veces tener cuentas en el extranjero y se mostró "indefenso" ante informes policiales que lo apuntaban


Europa Press – vie, 25 jul 2014

MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol negó en varias ocasiones disponer de cuentas personales en paraísos fiscales e incluso dijo sentirse "indefenso" ante los informes policiales que apuntaban a que su familia había desviado fondos a Ginebra. "¿Qué coño es eso de la UDEF?", llegó a decir.

El ex presidente catalán se pronunció así después de que el diario El Mundo publicase que los Pujol guardaban una fortuna en la banca privada Lombard Odier de Ginebra con fondos procedentes de supuestas comisiones ilegales cobradas a contratistas de la Generalitat a través del Palau de la Música.

Pujol se querelló contra el medio por un delito de injurias y calumnias y manifestó la "confianza" que tenía depositada en sus hijos, investigados en diversos procesos judiciales. Esa querella acabó siendo archivada por una juez de Madrid, que avaló la publicación de ese borrador de la UDEF en vísperas de las elecciones catalanas por tener un "indudable interés general".

"Yo me encuentro un poco indefenso porque todo eso de la UDEF... ¿Qué coño es eso de la UDEF? Ahora todavía no sabemos si hubo o no borrador, si se hizo de forma clandestina", declaró Jordi Pujol en enero de 2013 en una entrevista a Antena 3.

MOLESTO CON LA UDEF

Entonces, dijo estar molesto por la actuación de la Policía Nacional y pidió explicaciones al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sobre las investigaciones de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) que atribuyó a un proceso de "destrucción de una familia que debe representar algo" en Cataluña.

"Al final tengo que decir que me siento indefenso", expresó Pujol, para remarcar que había llegado a la conclusión de que Cataluña no es viable mientras siga perteneciendo al Estado español.

Su hijo, Oriol Pujol negó también cuando era secretario general de CDC y diputado electo en el Parlament que su padre tuviera cuentas en Suiza y añadió que insistir en ello era "entrar en un proceso de calumnias". Dimitió de sus cargos después tras ser imputado por tráfico de influencias en el caso de las ITV.

El origen del patrimonio de otro de sus hijos, Jordi Pujol Ferrusola, también está siendo investigado por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz a raíz de una denuncia que presentó su exnovia, María Victoria Álvarez.

Este viernes, Jordi Pujol ha anunciado que "en los últimos días" su familia ha regularizado dinero en el exterior, unos fondos que no ha cuantificado y que, ha dicho, proviene de una herencia de 1980.

En una carta, ha explicado que el dinero proviene de una herencia que recibió la familia en septiembre de 1980 después de la muerte de su padre, Florenci Pujol i Brugat, y cuyos fondos fueron destinados a su esposa, Marta Ferrusola, y a sus siete hijos.

sábado, 28 de junio de 2014

Esoterismo falso

Sería gracioso, si no fuera por la cantidad de dinero que mueve, observar esos programas sobre misterio que tanto abundan en las radios y televisiones, especialmente en horario nocturno.

Esos programas no tratan de buscar explicaciones racionales, científicas o lógicas a las historias que nos cuentan. No. Ellos prefieren las explicaciones esotéricas porque su negocio consiste no en desenmascarar impostores sino en alimentar el misterio. Para ello, casi todo vale.

Anoche estuve escuchando el programa Espacio en Blanco de Radio Nacional de España. Tenía que esperar en el coche un buen rato y decidí encender la radio. En el programa de la emisora, que estaba sintonizada, iban a hablar de «teletransportación», es decir, desplazamientos instantáneos en el espacio y, a veces, en el tiempo; historias de gente que, de pronto, aparecía en un punto muy alejado de donde debería estar.

Como suele ocurrir en este tipo de programas, había un entrevistador (Miguel Blanco) y un «experto», colaborador habitual del programa, Miguel Pedrero (miguelpedrero@hotmail.com).

He buscado ese programa en internet y lo he colgado para que lo escuche quien quiera y entienda mejor de lo que estoy hablando:

Espacio en Blanco de RNE - 28-06-2014

Entre otros casos que cuenta, y que no me entretendré en comentar, está (empieza en el minuto 45:30) el de un matrimonio de León que va a dar un paseo y se encuentran que han abierto una pulpería en su mismo barrio. Deciden entrar y "allí todo era blanco": las paredes, las mesas, las sillas, el mostrador... El local estaba atendido por un par de señores mayores «totalmente vestidos de blanco y con un gorro blanco». No hay nadie más en el local. Les sirven pulpo riquísimo y en abundancia y luego el precio que les cobran es muy económico.
Posibles fallos en el relato: un lugar tan estupendo en precio, calidad y cantidad, y sin nadie dentro "en ese instante". Aunque hubieran abierto sólo tres días atrás, seguro que habría mucha gente deseando disfrutar de la novedad. Es lo que suele pasar con los locales de hostelería. Pero, qué raro: nadie. ¿Y después? Pues seguramente tampoco, aunque no nos lo dicen. Porque para que el relato se sostenga es necesario que nadie interfiera, no sea que la descripción de los «clientes» conduzca a contradicciones.
Al día siguiente, el esposo quiere tomarse una tapa en el mismo local pero lo busca y no lo encuentra por ninguna parte. Pregunta en los locales cercanos y le dicen que allí no ha habido nunca una pulpería.

Misterioso, ¿no?.

A preguntas del entrevistador, el «experto» se entrega a una serie de consideraciones sobre viajes en «lineas del tiempo» hacia un pasado o un futuro posibles, la física cuántica (este ingrediente nunca debe faltar en toda tertulia pseudo-científica) y sobre los universos paralelos. Acaso me dejo alguna cosa más pero ahí, en la grabación, está todo. Todo ello «dentro de la ortodoxia». Si las partículas hacen cosas extrañas, porqué nosotros no, y razonamientos de ese tipo. Por supuesto, en el programa no hay ningún físico para desmontarle sus elucubraciones de aficionado.

Cualquier programa serio que hubiera tratado científicamente este caso tendría que haberse cuestionado, EN PRIMER LUGAR, si los testigos son fiables. Y eso es muy difícil de comprobar si no es con exhaustivos tests y con interrogatorios, que nunca van a ocurrir.

Luego habrá que ver si hay pruebas que lo corroboren y si esas pruebas han sido valoradas e investigadas por laboratorios o grupos de trabajo serios e independientes unos de otros.

Si existen pruebas, no puedo decir mucho más de lo dicho en el párrafo anterior: valórense adecuadamente. Las pruebas, de por sí, deben ser objetivas. No podemos esperar lo mismo de los testigos.

Por eso, de los testigos creo que sí puedo decir algo más que de las pruebas.

En mi opinión de escéptico, donde fallan el 99,9% de estas historias es en el testigo o testigos.

Lo habitual es que sólo haya un testigo y ninguna prueba. No sirve de mucho su testimonio. Frente a la avalancha de hechos científicamente probados que contradicen, por ejemplo, la teletransportación instantánea de seres humanos, deberemos sospechar del testimonio.

El sr. Miguel Pedrero da carta de naturaleza a cualquier historia de la cual pueda trazar una senda hasta su origen, es decir, el testigo. Dice que algunos de estos son amigos suyos. Para él, este conocimiento personal del testigo es suficiente para creer una historia. Como veremos, esta valoración de los testimonios es bastante ingenua, por no decir interesada.
Ni siquiera en los juicios los jueces se creen todo lo que dicen los testigos. Ellos tienen que valorar qué parte de verdad y qué parte de falsedad hay en lo que dicen. Algunos mienten totalmente, otros dicen verdades a medias. Será raro el testigo que diga toda la verdad, incluso si yerra involuntariamente.
Las causas de un falso testimonio «esotérico» pueden ser muchas, pero por simplificar reduciré los casos a (testimonio falso) voluntario e involuntario.

No podría asegurar cuántos falsos testimonios son voluntarios, pero estimo que son la mayoría.

La necesidad del ser humano de trascenderse, de destacar de algún modo, de llamar la atención en su entorno y no digamos en los medios de masas, etc. hacen que mucha gente se invente historias de todo tipo «para ser alguien».

Hay gente que, de hechos naturales y hasta cotidianos, consigue hacerlos pasar por aventuras increíbles o situaciones extraordinarias. Se trata tan sólo de hinchar un poco los términos, pero la historia está basada en hechos reales. Pensemos en el pescador que nos cuenta cómo capturó un enorme pez después de muchas vicisitudes. Un testigo ocular podría decirnos que ni el pez era tan grande ni las vicisitudes fueron tantas. Pero la realidad es que pescó un pez.

Pero hay quien, a falta de un buen pez, se inventa historias totalmente falsas.

Eso lleva a que cualquiera, habiendo oído o leído algo sobre el asunto, pueda inventarse una historia inverosímil -pero creíble para los más crédulos, que es la mayoría de la población- sobre teletransportación, o sobre cualquier otro tema esotérico.

Como, además, el sujeto que se inventa y divulga una historia de estas suele ser un tipo normal y corriente, sensato, de vida gris y sin estridencias, etc., a nadie se le ocurre que puede haberse inventado una historia de, por ejemplo, fantasmas, para hacerla pasar por real. Puede que todos conozcamos a alguna persona de estas en nuestro entorno. No os molestéis en desenmascararle: nunca lo admitirá. Si hace falta, engordará la mentira con otras mentiras para mantener su versión. Esta persona busca notoriedad, así que no va a admitir que una historia falsa le perjudique su honor y su credibilidad.

Por otro lado, la mayoría de estas historias son inocuas, no hay víctimas reales, así que ni la Policía ni la Justicia se molestan en averiguar su veracidad ni mucho menos en perseguirlas.

El falso testimonio involuntario lo achaco a problemas mentales, a fallos de percepción o de memoria, o a hechos naturales incorrectamente interpretados por el testigo. Por ejemplo, una persona que sufre alucinaciones puede decir, de buena fe, que ha visto fantasmas o monstruos. O alguien que no sabe lo que son las estrellas fugaces puede decir, de buena fe, que ha visto un ovni. En estos casos no se puede hablar de mentira (error intencionado) pero sí que es cierto que estas historias pueden crear muchas espectativas y elucubraciones entre los que las escuchan y ansiedad a los propios testigos.

En el caso que quiero analizar se trata de dos testigos: un matrimonio. Parece imposible que se hayan puesto de acuerdo, pero no lo es. Hay muchos motivos por los que dos personas se pondrían de acuerdo en algún tema. En el caso que nos concierne puede ser, de nuevo, buscar notoriedad. Un testimonio de dos o más testigos es siempre más poderoso que el de uno solo.
Otra posible causa de ponerse de acuerdo dos testigos en un asunto esotérico: reirse en  privado de la credulidad de la gente. Si la historia se hiciera viral y luego la negasen públicamente, habrían dejado en evidencia a muchos y habrían herido, de paso, muchas susceptibilidades. Esto, en algún caso, ya ha ocurrido. Pero a nadie «del mundillo» de lo esotérico le interesa recordarlo.

Y no olvidemos que la gente se pone de acuerdo, a veces, incluso para cometer un crimen. ¿Cómo no iban a ponerse de acuerdo para propagar una historia inocua sobre fenómenos paranormales?
El problema de ser dos o más testigos es la facilidad con la que se pueden encontrar contradicciones en el relato.

Si alguien se toma en serio investigar un testimonio de estos, deberá separar a los testigos lo antes posible e interrogarlos uno por uno. Si se eligen bien las preguntas y el testimonio es falso, se encontrarán contradicciones que delatarán el origen falso de la historia. Es el trabajo que hace la Policía en los interrogatorios y los jueces en los juicios. Pero, por inocua, nadie suele tomarse tantas molestias para desenmascarar una historia falsa de ocultismo. Además, no interesa. Los «expertos» en este terreno son esos que parecen creérselo todo (y también lo apuntan todo, lo escriben en un libro y luego lo venden como churros).

En el caso de la pulpería, que yo sostengo que es falso, los testigos se han puesto de acuerdo en cómo era el local: todo blanco. Sillas, mesas, mostrador, suelo, techo... e incluso las ropas de los viejecitos que les atendieron, también blancas. Y no había ningún cliente (cosa rara, siendo una pulpería tan buena). Otra cosa que añade a la historia es que les dieron pulpo excelente, en abundancia y económico. ¿Quién no estaría interesado en conocer una pulpería como esa?
 Incluso en un universo paralelo (como posible explicación) una pulpería de esas cualidades estaría muy frecuentada por clientes.
De esta forma dan un aire muy esotérico al lugar y esto es muy valioso para captar el interés del escuchante crédulo. Pero, lo que es más importante, reducen las posibilidades de que un interrogador les de pille en contradicciones. Cualquier cosa que se pregunte del local era blanco. Y no hay nada que preguntar de otros clientes porque no había ninguno (decir que todos los clientes iban de blanco habría sonado a sospechoso, así que mejor los eliminan de la escena).
¿No les dieron un tique de la consumición? ¿Cómo se llamaba el local? (Cuando yo encuentro un sitio de estos me gusta recabar información, o guardo el tique para tener la dirección y el teléfono, etc.). ¿Cómo eran físicamente los viejitos? ¿Cómo les presentaron el pulpo: en raciones separadas, en ración común? ¿Cómo estaba aliñado? Seguramente hay otras muchas preguntas que podrían hacerse para encontrar contradicciones.

En mi opinión es un caso «de manual» de testimonio falso sobre un hecho esotérico. Las razones profundas de porqué se han puesto de acuerdo para divulgar una falsa historia no las sé, pero intuyo que, como en la mayoría de los casos, se trata de buscar notoriedad: ser alguien «especial» en su familia, en su grupo de amigos, en su trabajo,... porque les ha pasado algo «especial» que no le pasa a nadie más.

Para mí, resumiendo, el origen de las historias esotéricas que nos cuentan cae en alguno de estos casos, por orden de importancia:

1º) Falsos testimonios buscando notoriedad o lucro (y puede haber otras causas).

2º) Problemas mentales, sensoriales o fallos de memoria (cree recordar hechos que realmente no sucedieron salvo en su imaginación).

3º) Fenómenos naturales que el testigo (o la ciencia aún) no sabe explicar, pero que son reconocidos por la ciencia como normales.

4º) Fenómenos realmente inexplicables (con los conocimientos actuales) y que no son conocidos para la ciencia. Estos son los verdaderamente esotéricos, al menos hasta que la ciencia encuentre una explicación. Pero estos casos deben ir acompañados de potentes pruebas que respalden lo que dicen los testigos. De otro modo, todo lo que digan los testigos caería dentro del mundo de la religión o similar, suponiendo que no estemos en el primer grupo de casos.

Por desgracia, no puedo demostrar con datos esta clasificación. Para ello tendría que tomar miles de casos, analizarlos uno a uno, interrogar a miles de personas... sacar conclusiones y escribir un libro... QUE NADIE COMPRARÍA. Porque nadie quiere conocer historias falsas desenmascaradas, sino que les vendan historias falsas pero con apariencia de verdaderas. Así de estúpidos somos como especie.

No hay que olvidar que en el ser humano existe una sed inmensa por saber cosas ocultas. Esa atracción innata hacia lo oculto seguramente ha impulsado la ciencia, pero también la fantasía. Por eso existen grandes masas que demandan información de «lo oculto». Y estos programas y eruditos del ocultismo pescan en esas aguas revueltas y llenas de crédulos.

Yo, desde luego, no compraría ningún libro de investigación o divulgación (de lo que sea) de una persona que estudia la validez de los casos con tan poco rigor.

Salud y que no os engañen.













miércoles, 25 de junio de 2014

Otro con prejubilación dorada

Me llegó en su día esto por correo electrónico:
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QUÉ PENA, TAN JOVEN Y SIN TRABAJO...

SE JUBILA A LOS 51 AÑOS EL PRESIDENTE DEL PARLAMENTO CATALÁN de ESQUERRA REPUBLICANA
 
¿ TE IMAGINAS LA CANTIDAD DE "ESTOS" QUE ME IMPONDRÁN, SI TODO SALE "BIEN"?
 
MENUDO CARADURA
 
(De Esquerra Republicana de Catalunya)

ESTE VIVIDOR, se jubila a los 51 años con una pensión de 10.000 euros/mes durante 4 años, y después de 7.000 euros/mes hasta que muera. El grave problema es que estos parásitos vividores no mueren, viven 90 años mínimo, no tienen estrés, no tienen quebraderos de cabeza, le importa una mierda el pueblo, solo vive por y para él, aún no sabemos si son capaces de hacerse cargo de su familia, mientras tú tienen que trabajar 37 años y medio afiliado a SS para cobrar una mierda de pensión de 580 apestosos y asquerosos euros.

El aspirante a médico Ernest Benach (abandonó la carrera al poco de comenzar), que tiene 51 años y ha ejercido el cargo de
 Presidente del Parlamento catalán (ASÍ LE VA A CATALUNYA) toda una mafia y panda de ladrones),  desde el 5 de diciembre de 2013, cobrará 104.008,95 euros brutos al año, durante los próximos cuatro años, así como una pensión vitalicia de 78.006,71 euros cuando cumpla los 65 años, según publica el Diari de Girona. De acuerdo con la normativa vigente, Benach tiene derecho a percibir, como el resto de los ex-presidentes, “por un período equivalente a la mitad del tiempo que ha estado en el cargoy como mínimo durante una legislatura”, a una asignación mensual del 80% de la retribución mensual que corresponde al presidente parlamentario.

Después de la rebaja del 15% aplicada este año, el sueldo anual bruto para presidente del “Parlament” es de 130.011,189 euros brutos, a pesar de no tener ninguna formación universitaria.
 
SIN EMBARGO, ESTAS INSIGNIFICANTES COSILLAS, PARECE SER QUE NO LAS PUBLICAN LAS TELEVISIONES.

Un camarero para servir café tiene que tener carné de manipulador. Un peón de albañil, graduado escolar, en cambio un político, sólo tiene que tener una simple 'CARA MUY DURA'. ¡AH! SABIAS QUE SU OFICIO ANTES DE ENTRAR EN POLÍTICA ERA SER BARRENDERO. PUES AHORA VAS Y LO TUITEAS
Mientras tanto, nuestros investigadores en campos de medicina y bioquímica deben salir al extranjero para dejar de ser mileuristas en Catalunya (España).
SI ESTÁS INDIGNADO, COMPARTE ESTA INFORMACIÓN.

martes, 17 de junio de 2014

Otro héroe en mi panteón

Los heroicos periodistas antihitlerianos en Munich que, desde 1920 hasta 1933 (cuando muchos fueron encarcelados o asesinados) acudieron valientemente a la tarea diaria de tratar de hablarle al mundo sobre la extraña figura que había surgido de las calles de Munich para convertirse en líder de un movimiento que tomaría el poder y escribiría un nuevo capítulo en la historia del mal. 

Mi fascinación por esas figuras, en gran medida olvidadas, los periodistas que fueron los primeros en investigar la vida política y personal, la criminalidad y los escándalos de Hitler y de "el partido de Hitler", como astutamente lo llamaban, empezó a crecer a medida que empecé a recoger ecos y vestigios de su lucha contra Hitler, enterrados en las notas al pie de los historiadores de la posguerra (...).

Mi fascinación se profundizó cuando me encontré una colección casi completa de descamados y amarillamientos números ​​de siete décadas de antigüedad del periódico anti-Hitler «Munich Post», pudriéndose
en los archivos del sótano de la biblioteca Monacensia de Munich. Han sido ya transferidos a microfilm, pero había algo en común con el verdadero desmoronamiento de los ejemplares del periódico del partido de Hitler llamado
"The Poison Kitchen" («La cocina del veneno»), ejemplares en los que Hitler era una figura viva acechando las páginas, que sirvió para darme una dolorosamente inmediata sensación de la eloquecedora e insoportable frustración del tipo Casandra que los periodistas del «Munich Post» debieron haber sentido. Ellos fueron los primeros en percibir las dimensiones del potencial de Hitler para el mal -y en ver la forma en que el mundo ignoraba las desesperadas advertencias en su trabajo. 

Fritz Gerlich

    
Como periodista, sentí al mismo tiempo una admiración cada vez mayor por lo que habían alcanzado, lo mucho que se habían expuesto, y lo completamente que habían sido olvidados. El suyo fue el primer intento sostenido de sondear las profundidades del fenómeno Hitler, según empezó a desenvolverse (...).


La visión de los Primeros Explicadores fue la visión de los hombres y mujeres que fueron testigos críticos del espectáculo, hoy olvidado, de Hitler convirtiéndose en Hitler. Además de los valientes periodistas y editores del Munich Post, hubo otros, como Rudolf Olden, Konrad Heiden, Walter Schaber... y Fritz Gerlich. Este era el editor iconoclasta de un periódico conservador anti-marxista, de oposición anti-nazi, el  llamado «Der Gerade Weg» («De la manera correcta», o «El Camino Recto»), celebrado como una némesis periodística de Hitler en su tiempo, casi totalmente olvidado ahora.

Gerlich fue asesinado en Dachau por intentar imprimir una exposición demoledora de Hitler cinco semanas después de que los nazis habían tomado el poder y aplastado al resto de la prensa opositora. Una figura fascinante, Gerlich, un azote satírico swiftiano y mordaz de Hitler, que poseía una visión asombrosa en la dinámica racial de la patología de Hitler. Un erudito histórico escéptico, Gerlich no obstante llegó a creer en los poderes proféticos de una polémica -probablemente fraudulenta- mujer bávara con estigmas, y encontró en ella una fuente de la fe que le llevó a apostar su vida en un último esfuerzo para llevar a Hitler hacia abajo con la pluma y la imprenta. Con una exposición final para terminar todas las exposiciones de Hitler, él esperaba que fuera una historia final que golpearía la conciencia del público y haría que el presidente Paul von Hindenburg depusiera al recién instalado Canciller Hitler antes de que fuera demasiado tarde. Fue una apuesta desesperada que falló. El 9 de marzo de 1933, las «storm troopers»  (las «tropas de asalto», un grupo paramilitar que tenía el partido nazi) irrumpieron en la oficina del periódico de Gerlich, arrancaron su última historia de las prensas, lo golpearon sin sentido, y lo arrastraron fuera para llevarlo a Dachau, donde fue asesinado  la Noche de los Cuchillos Largos, en junio de 1934.


La naturaleza del reportaje que había estado a punto de publicar -algunos dijeron que se refería a las circunstancias de la muerte de la medio sobrina de Hitler, Geli Raubal, en su apartamento; otros dijeron que se trataba de la verdad sobre el incendio del Reichstag en febrero de 1933, o sobre la financiación extranjera de los nazis- se ha perdido definitivamente para la historia; es una de esas sendas de evidencias que he perseguido para llegar a esta amarga conclusión. (...)

Fritz Gerlich
Me las arreglé para localizar en Munich uno de los últimos compañeros de vida de Gerlich, Dr. Johannes Steiner, un editor jubilado de noventa y tantos años que había sido un socio en la condenada hoja de ataque anti-Hitler de Gerlich, «Der Gerade Weg». La memoria del Dr. Steiner de ese tiempo terrible, especialmente los últimos días de Gerlich, cuando estaban todos a la carrera, era fragmentaria. Pero hubo un momento, un recuerdo que había conservado con una claridad aterradora durante seis décadas: una memoria de la Gestapo y las gafas de Fritz Gerlich. Gafas con montura de acero de Gerlich se habían convertido en una especie de firma de la imagen del combativo periodista entre los que lo conocieron en Munich, un emblema casi de su férrea determinación y claridad de visión. Pero después de un año en Dachau, después de que la Gestapo le había sacado de su celda y disparado en la cabeza en la Noche de los Cuchillos Largos, los matones de Hitler eligieron una manera cruel y escalofriante de notificárselo a la esposa de Gerlich. El dr. Steiner recordaba: "Enviaron a su viuda, Sophie, las gafas de Gerlich, todas salpicadas de sangre." [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»].

Rosenbaum ve este gesto cruel como, tal vez, un reconocimiento por los matones de Hitler que Gerlich había visto demasiado y sabía demasiado, una muestra de lo mucho que se temía su visión y que era odiado por el círculo íntimo de Hitler, por haber visto en el interior de ellos.

 Ahora bien, ¿ha notado el lector algo particularmente interesante en la anterior breve reseña sobre el quién, qué, cuándo y dónde de Fritz Gerlich? Probablemente se quedó a un lado, pero fue esto: "Un erudito histórico escéptico, Gerlich no obstante llegó a creer en los poderes proféticos de una polémica -probablemente fraudulenta- mujer bávara con estigmas, y encontró en ella una fuente de la fe que le llevó a apostar su vida en un último esfuerzo para llevar a Hitler hacia abajo con la pluma y la imprenta".

¿De qué está hablando Rosenbaum? ¿De la "estigmatizada bávara"? Bueno, antes de llegar a eso, vamos a hablar de Fritz Gerlich y "El juicio de la nariz de Hitler". En julio de 1932, una imagen extraordinaria de fotocomposición de Hitler apareció en la primera plana de uno de los periódicos más importantes de Munich:



La foto muestra a Hitler en la chistera y frac, del brazo con una novia negra en una escena de boda y el titular decía: "¿Tiene Hitler tiene sangre mongola?". Parece que caricaturas de Hitler habían aparecido en muchos de los periódicos de oposición y de carteles durante años, pero la mayoría de ellos tendían a centrarse en el bigote y el flequillo o bloquearse de exageración facial. Esta imagen golpeó el balón mucho más cerca de la portería y sin duda fue la sentencia de muerte de Gerlich. Para publicar un ataque tan feroz como este, un ataque que era de más largo alcance y que hería más profundamente todavía en el cuerpo del texto que incluso lo que la sensacional foto y el titular indicarían, fue un acto de gran valor personal por un profeta desesperado y condenado. En su pieza maestra, Gerlich propone que el lector aplique la "ciencia racial" de uno de los teóricos raciales favoritos de Hitler, --el Dr. Hans Gunther, que había descrito la forma y dimensión precisa de todas y cada una de las cabezas y rasgos faciales de "el tipo nórdico"-- a la propia cabeza y la cara de Hitler, sobre todo a la nariz. Con el acompañamiento de fotografías, Gerlich procede a demostrar que Hitler no era, de hecho, ario, sino que era, más bien, del tipo de Mongolia. Gerlich fue más allá al escribir una "brillante crítica que resultaba en la devastadora conclusión de que Hitler -por sus propias luces- no sólo carecía de fisonomía aria, sino que además le faltaba un alma aria". Rosenbaum escribe:[Dio] gran satisfacción que, al menos aquí, un periodista anti-Hitler había hecho todo lo posible, había ido a la yugular, había dado rienda suelta a la ira y el desprecio que todos sentían antes de que fueran todos silenciados. Sospecho que esa imprudencia fatal de no refrenarse tiene algo que ver con mi propia fascinación por Gerlich. Es sorprendente descubrir, cuando nos fijamos en la literatura sobre Hitler y los líderes nazis antes y después de la guerra, dentro y fuera de Alemania, lo poco franca, de odio sincero y de desprecio se expresa al ponerla en papel. El tono y la tendencia de los Explicadores antes de la guerra era condescender con Hitler, tratarlo como un fenómeno despreciable, mucho menos considerarlo serio. En lugar de instar a la necesidad de combatir a Hitler, los Explicadores de Preguerra actuaron como si pudiera ignorarse con las palabras, menospreciarlo en el olvido. Le disminuyeron hasta el punto en que ni siquiera era un objetivo digno de antagonismo. La literatura de Posguerra tiende a disminuir Hitler de una manera diferente; sabiendo bien lo que él hacía, se tiende a argumentar que no era realmente él, que eran las fuerzas más y más profundas detrás y debajo de él, la ola sobre la que cabalgaba... La rara excepción a la misma, como era Gerlich, lanza la falta de pasión a otra parte a descansar rígidamente. (...) El imprudente, aun exquisitamente bien afinado, odio bajo la superficie de la sátira de Gerlich (...) era más que un grito, era una herramienta analítica afilada que llegó al corazón de la patología de Hitler antes de que nadie más lo hiciera, antes de que fuera demasiado tarde -si es que alguien hubiera estado escuchando. [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»]


Fritz Gerlich nació protestante y recibió un doctorado en historia en la universidad de Munich. En 1923, él era una figura respetada e influyente en el movimiento nacionalista y, por lo tanto, un partidario temprano de Hitler. Sin embargo, en la primavera de 1923, recibió a un visitante en su apartamento, la estrella en ascenso de las fuerzas nacionalistas de derecha, el mismísimo Adolf Hitler. Nadie sabe lo que pasó en esa reunión, pero parece que algo dicho entonces, conectado con cosas que Hitler hizo más tarde, convirtió a Gerlich un enemigo implacable. Al parecer, Gerlich había visto algo, las "dos caras de Adolf Hitler". Gerlich formó un grupo muy unido de colegas que trabajaron por primera vez en la «Munchener Neueste Nachrichten» y, más tarde, con Gerlich en su propio papel independiente anti-Hitler, «Der Gerade Weg». Durante diez años, desde 1923 hasta 1933, este grupo fue el centro más claro del periodismo anti-Hitler entre los conservadores en Alemania. Los miembros del grupo de Gerlich que escaparon de la detención en la incursión en el periódico de marzo de 1933 pasaron a convertirse en el núcleo del movimiento anti-Hitler, que culminó en el intento fallido de asesinato de Claus von Stauffenberg contra Hitler en julio de 1944. Como se puede adivinar, en ese momento fueron ejecutados.


Volvamos a Rosenbaum ahora para aprender sobre Gerlich y Neumann: Teresa Neumann.


Teresa Neumann (1898-1962)
Mística, Estigmatizada
 
Pero algo extraño sucedió a Gerlich y este pequeño grupo a finales de los años veinte: habían forjado una alianza altamente improbable, que se convirtió en una fuente de la fe que impulsó su valiente campaña anti-Hitler. Gerlich y sus amigos se involucraron profundamente con un santa estigmatizada, una mujer bávara muy controvertida, probablemente fraudulenta, todavía ampliamente adorada: Teresa Neumann.


Todavía me parece increíble que un escéptico, protestante, historiador racionalista como Gerlich, el editor de un periódico inteligente, con esa visión penetradora de mentes detrás de unas gafas con montura de acero, fuera cautivado por esta primitiva y enfermiza mística católica, cuya propia Iglesia era escéptica (...).

Uno de los visitantes de Teresa -un conservador católico aristócrata, el conde von Erwin Aretino, que sobrevivió para convertirse en biógrafo de posguerra de Gerlich -se transformó en un creyente (...). Finalmente, después de las repetidas exhortaciones de sus colegas, el escéptico protestante Gerlich decidió hacer una visita a la estigmatizada. Para sorpresa de casi todo el mundo, volvió profundamente impresionado. Más que eso, regresó en varias ocasiones, y se sintió más y más atraído por el círculo de la campesina, transcribía sus declaraciones de su visión del futuro, y las traducía en advertencias y profecías acerca de la creciente crisis en Alemania. (...) El Dr. Johannes Steiner, colega de Gerlich, retrata a Gerlich yendo primero a Konnersreuth "decidido a desenmascarar a todos los fraudes que encontrara... si es que había alguno que enontrar." [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»].

lunes, 5 de mayo de 2014

Entrevista a José María Gironella

Con motivo de haber leído la segunda parte (la 1ª parte no la he leído) de «Los cipreses creen en Dios» de José María Gironella, he buscado en internet alguna información más sobre este libro y este autor, habiendo resultado la búsqueda en el hallazgo de esta entrevista que copio y pego a continuación.

Me llama mucho la atención, y por eso copio-pego la entrevista en mi blog, lo que dice sobre la clase media española.

Llevo ya unos meses pensando sobre cómo el poder político-financiero-económico, con la ayuda de los medios de comunicación, se está cargando lo que queda de clase media en España. Y esto puede llevar a una situación de tensión de ricos-contra-pobres que desemboque en una nueva guerra civil.  ¿Soy guerracivilista por decir esto? Espero que no. Pero creo que no debemos olvidar la historia o estaremos condenados a repetirla.

También me parece muy interesante lo que dice sobre el catalanismo, ahora que Artur Mas ha lanzado un órdago al gobierno central con el objetivo de realizar un referendum secesionista.


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Fuente: www.faq-mac.com

José María Gironella

30/12/2010 por Administrador
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En Diciembre de 1994 tuve el placer de entrevistar a D. José María Gironella para una revista cultural. Con motivo de su fallecimiento (a los 85 años recién cumplidos), me permito recuperar aquella entrevista, realizada al hilo de la publicación de su libro "Nuevos 100 españoles y Dios", como homenaje póstumo. Evidentemente la entrevista es hija de su época y comentamos temas que ahora no tienen tanta vigencia... o sí. D.E.P.

Diciembre 1994.

Publicado en las últimas semanas, el nuevo libro de José María Gironella es un estudio a varios niveles de la España actual visto desde la faceta que más brutalmente ha evolucionado desde los tiempos de la dictadura de Franco: la religión de los españoles.

Desde sus páginas podremos conocer, no sólo el estado de la fe de los españoles, representados en 100 personajes de nuestra vida pública, sino también esa faceta íntima de cada uno de ellos, en la que nos cuentan cual es su situación personal y sus opiniones sobre la iglesia, el Papa, las sectas, el pecado y, por supuesto, Dios.

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Entrevistamos al señor Gironella en su casa, casi al asalto y sin previo aviso, le sometemos a un interrogatorio que se extenderá casi cuarenta y cinco minutos.

Muy amable y bien dispuesto, nos confiesa que tanto su mujer, Magdalena, que acaba de sufrir una peligrosa operación de rodilla, como él, se encuentran en un momento optimista, viviendo lo que él mismo califica de una "tercera juventud" (¡a sus setenta y siete años!).


-Después de muchos años, publicó una cuarta parte (Los hombres lloran solos) de su (hasta entonces) trilogía más conocida: Los cipreses creen en Dios, y ahora publica una segunda parte de otro libro anterior suyo (100 españoles y Dios) ¿está el Gironella escritor cerrando etapas?

-No. Después del esfuerzo de "Los hombres lloran solos" me apetecía cambiar de tema y escribir sobre otras cosas. Sin embargo, he de volver sobre lo que es mi "obra definitiva" (Los cipreses...), que se completará con el quinto y el sexto tomo. Ya tengo mucha documentación, pero hay que redactarlo y terminará en 1975, con la muerte de Franco. Serán una especie de Episodios Nacionales, pero a mi modo, desde una perspectiva global.

-El planteamiento del libro es de periodismo puro, simplemente preguntas y respuestas, ¿cómo seleccionó a sus protagonistas?

-El trabajo se ha alargado durante cinco meses y me ha dejado exahusto, pues muchas personas se inhibían de contestar a mis preguntas. Yo remitía el cuestionario con una carta personal mía en la que le indicaba el por qué de ser "elegido" (por algo que había dicho, por su trayectoria personal,...).
Lo bonito del libro es que gente que se declara atea, al tenerlo que razonar, se quedan en blanco, y se convierten en vacilantes. Y otros, que se suponían creyentes a rajatabla, al enfrentarse con el misterio del más allá, han descubierto sus dudas.

-En un corto espacio de tiempo le encontramos en dos libros de temática similar. Uno, el suyo propio; otro, como entrevistado, en el libro de D. José Luis Olaizola. En este último, usted se manifiesta en un estado dubitativo con respecto a la fe. ¿No es paradójico que una persona que duda sea el encargado de, a su vez, preguntar a otros por su fe?

-No. El fundamento, que además es común a todas las religiones, de que existe un Ser Supremo, siempre lo he tenido claro. Es el concepto de pertenecer a una única iglesia, poseedora de la única y gran verdad, lo que se está desmoronando.

-¿Cómo vive usted, desde su perspectiva dominante de la historia reciente de España, nuestra situación actual?

-Pues mire, como conocí a los socialistas antes de la guerra (Largo Caballero, etc.), cuando ganaron en el 82, yo preví la gran catástrofe porque les conozco. Y, desde mi punto de vista, el tiempo me ha dado la razón.
La situación actual se parece a la del año 1934 y 1935 que yo describo en "Los cipreses creen en Dios", salvo en que ahora hay una clase media que impide que la crispación llegue a más, actuando como colchón entre patrones y obreros, e impidiendo la guerra civil.

-¿Qué siente cuando escucha la palabra "catalán" y "catalanista" como arma arrojadiza?

-Pues siento mucha preocupación, porque se están radicalizando de una forma tan seria, tan grave... Es un error histórico monumental de Jordi Pujol y Convergencia, a los que yo votaba al principio. Se han entregado al PSOE. Sin ellos el PSOE ya no mandaría. Cederles los diez escaños para que gobiernen con mayoría absoluta ha sido, a mi entender, una especie de traición.
Y luego, acerca del idioma, se están radicalizando de un modo que no tiene sentido. Si usted viera, en las escuelas están siempre con el catalán. El castellano es casi una ofensa. Y cualquier cosa que se diga contra el Barça es un ataque a Cataluña. Y ya no digamos si se dice que Jordi Pujol es bajito. Siempre es un ataque a Cataluña.

-¿Usted siempre escribe en castellano?

-Siempre. Cuando yo comencé a escribir, en el año 46 (que gané el premio Nadal) el catalán estaba prohibido; entonces lo escribí en castellano porque en las bases del premio Nadal ponía "entregar originales en castellano". En mi segunda novela (La marea), ocurrió igual.
Me fui a París a escribir "Los cipreses creen en Dios" y el catalán impreso seguia prohibido. Me enamoré del castellano, y lejos de superarlo, mi amor va en aumento, pues es un idioma prodigioso.
Alguna vez he cometido la "torpeza" de decir en público que quería tocar el piano. Encontré un piano de cien teclas, que es el castellano, y otro de ochenta, que es el catalán. Yo escogí el piano de cien teclas, y el otro piano ya no lo toco más.

-¿Qué hay de cierto en todas esas noticias que nos cuentan los medios de comunicación sobre lo que ocurre en Cataluña?

-A veces el ABC exagera y pone cosas que no son verdad. Yo he escrito varias veces al señor Ansón para decirle que tenga cuidado, porque si pone cosas que no son verdad, pierde la autoridad moral para denunciar las que son ciertas, sobre todo en cuestiones del idioma.
No hay ninguna necesidad de exagerar, sólo con decir la verdad basta.

-Volviendo a su libro 100 Nuevos españoles y Dios ¿Usted respondería a su propio cuestionario en público?

-Pues mire, yo creo que a lo largo de mi obra he ido respondiendo largamente a todas estas preguntas, pues ha sido un tema recurrente en mis libros. Si usted lee "Carta a mi madre muerta", "La duda inquietante", o "El escándalo de Tierra Santa", podrá encontrar mis opiniones al respecto.
No obstante, si Dios me da fuerzas para escribir algo más (después de los volúmenes sobre la postguerra), si que lo haré; escribiré una especie de testamento espiritual.

-Sin embargo, tiene que ser muy satisfactorio saber que ha dejado libros de vigencia permanente para la posteridad.

-Dios lo quiera. Sin embargo, estoy viendo que a gente mucho más importante que yo, por ejemplo de la Generación del 98 (Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, etc.) los jóvenes no les han oído nombrar nunca.

De Marañón casi todos dicen que fue un futbolista. Los únicos que se sostienen un poco son Pio Baroja y Galdós, pero de los demás no se acuerda nadie. Y no digamos de gente como Alvaro Cunqueiro, o González Ruano. ¿Por qué esos han desaparecido y yo voy a permanecer? Una fotografía en las enciclopedias y poco más, supongo.

-¿Cuando tiene usted planeado publicar esa quinta parte de "Los cipreses creen en Dios"?

-La quinta parte espero que se publique dentro de un par de años, y luego la sexta dependerá de mis fuerzas. Antes trabajaba hasta diez horas al día, pero ahora me canso mucho, y sólo puedo trabajar cuatro, aunque ese tiempo, bien aprovechado, cunde mucho.