martes, 24 de febrero de 2009

La Iglesia tiene mucho que decir

Copio y pego la siguiente noticia de la web HazteOir, 23 de febrero de 2009:

http://blogs.hazteoir.org/valencia/2009/02/23/cardenal-g%C2%AA-gasco-los-catolicos-se-condenan-a-la-clandestinidad-si-no-ejercen-su-libertad-religiosa/

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REDACCIÓN HO.- El Cardenal García-Gasco, en su carta pastoral de la pasada semana, apela al compromiso de los católicos con la libertad y les recuerda su obligación de ejercer esa libertad en el ámbito público.

El Administrador Apostólico de Valencia reflexiona en su escrito sobre la libertad religiosa, el laicismo y las obligaciones públicas de los católicos, temas muy queridos con el Cardenal García-Gasco y a los que ha dedicado numerosas reflexiones.

García-Gasco recuerda que “el triunfo del laicismo radical como ideología de Estado pasa por el silenciamiento de Dios en la vida pública”, hecho ante el que el católico ha de reaccionar:

El compromiso social y político de los católicos no puede en modo alguno aceptar esa censura intelectual y moral. Al contrario, la actuación de los católicos en la sociedad y en la política está impulsada por una cultura que acoge y da razón de las instancias que derivan de la fe y de la ley natural, y las sitúan como fundamento objetivo de proyectos concretos.

En nombre precisamente de la libertad, el Cardenal García-Gasco recuerda que los católicos han de combatir el intento laicista de sepultarlos bajo toneladas de un silencio que se disfraza con el apelativo de “vida privada”:

La libertad sirve también para liberarnos de las presiones que intentan reducir la libertad religiosa a la conciencia singular o, como mucho, a la intimidad privada y familiar, sin derecho a que cada persona pueda expresarse legítimamente en sus ámbitos profesionales, artísticos y culturales, sociales y políticos.

Si falta ese ejercicio de la libertad religiosa, los mismos católicos condenan la vivencia y expresión de su fe a la clandestinidad social, limitando su creatividad y empobreciendo su aportación al bien común.

Si aceptásemos esa restricción a la clandestinidad ¿no estaríamos negando el derecho a existir en la sociedad de nuestras tradiciones, costumbres, arte y cultura de inspiración religiosa?

Para que la sociedad y la vida colectivas siga estando en manos de las personas y no del Estado, es necesario a juicio del Cardenal García-Gasco que los católicos asuman un compromiso social y político:

El compromiso social y político del fiel laico en el ámbito cultural comporta hoy algunas direcciones precisas. La primera es asegurar a todos y a cada uno el derecho a una cultura humana y civil, que viene exigido por la dignidad de la persona, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, religión o condición social.

Se trata de un principio básico que implica el derecho de las familias y de las personas a una escuela libre y abierta; la libertad de acceso a los medios de comunicación social, sin monopolios ni controles ideológicos; la libertad de investigación, de divulgación del pensamiento, de debate y de confrontación. El compromiso por la educación y la formación de la persona constituye, en todo momento, la primera solicitud de la acción social de los cristianos.

La segunda dirección para el compromiso del cristiano laico se refiere al contenido de la cultura, es decir, a la búsqueda de la verdad.

La cuestión de la verdad es esencial para la cultura. El compromiso del cristiano en el ámbito cultural se opone a todas las visiones reductivas del hombre y de la vida, porque el compromiso cristiano está con la verdad y contra las diversas formas históricas de falsedad, mentira y alienación humanas.

En tercer lugar, los cristianos deben trabajar generosamente para dar su pleno valor a la dimensión religiosa de la cultura, que eleva la calidad de vida humana en el plano social y en el individual.

Cuando se niega, se relega, o se excluye la dimensión religiosa de una persona o de un pueblo se niegan también legítimos valores artísticos y culturales que entroncan en el derecho a la personalidad.

El documento completo puede leerse en Cultura del amor frente a laicismo de Estado.

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MI COMENTARIO: Aunque no soy creyente, estoy básicamente de acuerdo con el cardenal. Si se les deja campo libre a estos laicistas, a saber dónde nos llevan. Los nazis también eran laicistas y mira lo que pasó.

Opino que es bueno que haya una voz crítica independiente que clame contra los excesos de los políticos (o de otros estamentos) y por eso, aunque pagano, me parece bien que la Iglesia exprese sus puntos de vista y sus valores públicamente, muchos de los cuales coinciden con los míos. El punto de vista de la Iglesia enriquece el debate, como pueden enriquecerlo otros puntos de vista (medios de comunicación, personajes importantes, intelectuales, científicos, etc.).

En lo que sí creo que debe criticarse a la Iglesia es en que no haya mantenido su beligerancia contra las leyes injustas (estoy pensando en el aborto) de igual forma en tiempos de gobierno del PP y en los de ahora con el PSOE en el poder. Por supuesto que el PSOE es más recalcitrante y genocida, pero también había que haber plantado más cara a Aznar con su aprobación de la píldora abortiva, por ejemplo, o contra su apoyo a la guerra de Irak. O exigiéndole que retirara la inhumana despenalización del aborto.

Eso no se hizo o no se hizo bien, y ahora la Iglesia no tiene suficiente credibilidad para muchos, al no haber aparecido neutral e independiente frente a cualquier gobierno.

Es hora de entonar el “Mea culpa”, sin caer en autoflagelaciones. Eso sí, aprendan la lección para el futuro.

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