lunes, 3 de noviembre de 2008

En defensa de la vida

Copio en formato texto una carta que me ha parecido particularmente lúcida sobre el tema del aborto que el Gobierno, interesadamente y como cortina de humo, ha vuelto a lanzar a los medios para entretenimiento del populacho (eso es lo que somos para ellos, un populacho al que hay que distraer cada poco tiempo, unas veces con las tallas femeninas, otras con el aceite de girasol contaminado y otras, ¡ay!, con el aborto y la eutanasia. Lo importante es que ellos puedan continuar hasta las próximas elecciones y más allá).

Diario de Burgos, 29 de septiembre de 2008
De la sección "Cartas al Director":

En defensa de la vida


Inmersos en una crisis, sin precedentes, se distrae al personal introduciendo debates ante los que nadie queda indiferente: aborto, eutanasia. En ambos casos se trata de situar al ser humano, durante las primeras y últimas etapas de su desarrollo en estado de máxima indefensión. Estamos ante un proyecto no sólo de estrategia política sino de orden cultural: la comprensión sobre la universalidad del los derechos humanos ha quedado desfigurada ya que la vigencia del derecho a la vida queda circunscrita a algunos seres humanos, los que poseen ciertas características funcionales, y no a todos sin excepción. Un Estado que opera bajo esta premisa mina sus propios fundamentos teóricos y pragmáticos.

Cuando el derecho a la vida no es reconocido en toda su amplitud el poder se torna medida de sí mismo abriéndose así la posibilidad de que todos seamos prescindibles. Un Estado que no protege el derecho a la vida desde la fecundación y hasta la muerte natural incurre en graves contradicciones teóricas v deviene gradualmente en absurdos prácticos como lo demuestra la historia.

El antídoto, ante todo, debe ser cultural. Para que los eventuales triunfos políticos a favor de la vida no sean débiles o efímeros, se requiere de un trabajo en el campo de la educación, de la conciencia, de las actitudes y de los compromisos vitales Es cierto que, en este ámbito, desde el poder, se comprometen esfuerzos y dinero por deconstruir la conciencia a favor de la vida, de la familia, de la sociedad libre y del respeto radical a los derechos humanos. Es aquí donde tiene que emerger una esperanza diversa a la que surge desde las ideologías de derecha o de izquierda, aparentemente enfrentadas, pero cómplices en su actitud instrumental respecto de los más débiles, vulnerables y excluidos.

Jesús Yusta / Burgos

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