sábado, 24 de enero de 2009

Pionero en eutanasia (Morfina por compasión)

Recomiendo la lectura de este artículo de Martín Prieto sobre un libro recientemente publicado, donde se denuncian las prácticas anti-vida (eufemísticamente: eutanasia) de un anestesista que ha sido elevado a los altares del PSOE como un gran héroe de las libertades, gracias a que se dedicó -según parece- a aplicar cuidados paliativos "extremos" a ciertos enfermos terminales que molestaban en el hospital. Un anestesista "compasivo", ¿no?.

El Mundo, 14 de diciembre de 2008:

EL PURGATORIO DE LOS LIBROS
Morfina por compasión
MARTIN PRIETO

Morfina Roja
Autor: Cristina Losada. / Editorial Libros Libres. Año 2008.

En la isla griega de Koos emergen las piedras raídas, como escombros dentales, del anfiteatro que sirvió de escuela a Hipócrates y venden a los turistas pergaminos con el juramento de aquel primer médico por respetar la vida y la salud de los pacientes sin causarles mal alguno. No tengo noticia de que los nuevos galenos presten el juramento hipocrático salvo en algunas universidades antiguas y solemnes, por lo que compendiada la Etica médica en aquél proliferan las comisiones deontológicas de criterios dispares. No a otra cosa obedece que el doctor Montes puede ejercer la Medicina y hasta recorrer España conferenciando sobre la muerte digna (un médico que no habla ni de sanación esperanzada), absuelto por la Justicia y sin que su Colegio le haya sancionado por una demostrada mala práctica. Por el contrario ha devenido en icono mediático del Gobierno que pretende aprobar hasta el suicidio asistido.

Cristina Losada ha escrito Morfina Roja (Ed. Libros Libres) sobre los sucesos de los que tuvo preavisos en el hospital madrileño de Leganés Severo Ochoa, protagonizados por el doctor Montes y su equipo de urgencias dado irregularmente a las sedaciones terminales. «¿Ha visto usted algún médico en la cárcel?», jaqueaba Montes. Esa es la cuestión cuando se dan la mano la política y el peor corporativismo. El escándalo profesional-judicial trocó en escandalera política ordenada por los socialistas erigiendo en mártires de la derecha a los defensores de la muerte de los demás. Cristina Losada es una mujer de izquierdas, y probablemente lo sigue siendo, de la tribu que se cayó el caballo en el camino de Damasco, aunque el equipo de san Pablo sólo aparece en la patrística en el siglo XIII. Aparece el testimonio de la autora en otro libro reciente (Por qué dejé de ser de izquierdas de Somalo y Noya) en el que narra su viaje desde el trotskismo de la Liga Comunista Revolucionaria cuando Franco todavía mordía al liberalismo, tras una revisión intelectual del socialismo y una vuelta al mundo con una mano delante y otra detrás, más la depresión en la mochila.

El anestesista Luis Montes no es un delirante solitario; su servicio de urgencias y otros médicos del Severo Ochoa eran conocidos como Sendero Luminoso, parte de una frase del ideólogo comunista peruano Juan Carlos Mariátegui, con la que Abimanel Guzmán bautizó su guerrilla andina. El Severo Ochoa fue tomado como hospital piloto de la medicina socialista y la econometría de camas en planta liberando las urgencias de teóricos enfermos terminales. En «el sedadero» se sustituían los cuidados paliativos por la sedación terminal al otro barrio, exactamente igual que en los años prebélicos de la medicina nazi. La autora documenta estas atrocidades morales que acabaron en nada tras ser centrifugadas en la lavadora de la miserable politiquería que padecemos. La foto es la de Montes y Zapatero abrazándose durante la última campaña electoral.

Morfina roja es el prólogo explicativo de una futura ley de muerte digna por la que los deudos acelerarán las herencias y se gratificarán los suicidios, forma de reducir las hospitalizaciones y las listas del paro en una ingeniería social de la defunción políticamente correcta. Es Historia sepia la máxima de don Santiago Ramón y Cajal: «El fin práctico de la civilización consiste en obligar a la muerte a hacer cada día más larga antesala delante de nuestra alcoba». A Hipócrates le han inyectado en vena morfina roja.

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