lunes, 12 de julio de 2010

La pobreza en América Latina

Llevo unos días hablando con dos colombianos, dos personas que no se conocen entre ellas. A ambos les he venido a preguntar lo mismo: cosas sobre cómo es la vida en su país. Es curioso que la fotografía que ambos han descrito es muy similar: delincuencia, violencia, familias desestructuradas, jóvenes sin futuro, desesperanza...

Este mismo panorama me lo han descrito, en otras ocasiones, otras personas procedentes de Colombia o de países limítrofes o cercanos: Perú, Venezuela, Brasil.

Una cosa que a los occidentales nos puede parecer curiosa: no hay ancianos como aquí, en Occidente. ¿Causas? Principalmente, que la Sanidad tiene que pagársela cada uno y es carísima. Así, si uno necesita una operación o un trasplante para vivir, y no tiene "plata", ya puede ir despidiéndose. Otras causas de mortalidad no natural son la violencia y los accidentes "de carro" (de coche).

Los jóvenes se marchan enseguida de casa y, si no se van, son empujados a ello por sus propios padres, probablemente porque los consideran una carga, y a la vez repitiendo esquemas de comportamiento que ellos también han vivido y sufrido en su juventud. A los 18 años, más o menos, un padre le dice a su hijo: "Tienes edad para vivir tu vida. Aquí ya no puedes estar más tiempo". Y el joven se va de casa, sin un lugar donde alojarse ni un trabajo del que mantenerse. ¿Qué es lo más tentador para salir adelante, a falta de otras perspectivas? La delincuencia.

Mientras, en España (lo que más conozco: puede que en Europa pase algo similar) pueden estar comiendo la sopa boba hasta los treinta o más en casita de sus papis. Somos así de paternalistas.

El problema de lanzar a la calle a un joven de 18 años es que, seguramente, no está todavía preparado para la vida en sociedad. Cuando nuestros ancestros tenían que sobrevivir en la sabana, 18 años era ya suficiente para cazar, defenderse y procrear. Pero la vida en las sociedades humanas se ha complicado mucho, demasiado como para que pueda ser entendida y aceptada -con todas sus lacras- por un joven de 18 años. A los problemas propios de la edad, las hormonas y los esquemas mentales que hay que reconstruir para abandonar los de la infancia, se unen las urgencias de la supervivencia. La necesidad de reconocimiento en el grupo (porque seguramente seguirán con su grupo de amigos o buscarán otro) es también importante. Por eso, los actos de supuesta valentía, entre los varones, se llevan al extremo, lo cual conduce a la violencia callejera y a la delincuencia. Es importante tener un arma corta y llevarla siempre, por lo que pueda suceder. Eso les da sensación de seguridad y respeto.

Se ha implantado en estas sociedades una cultura del enriquecimiento fácil. En la calle se traduce en violencia y delincuencia. En el poder, en corrupción. Sobre las posibles causas de esta cultura, hablaré otro día.

¿Cuál es la solución?

Yo creo que la solución es muy compleja, pero muy simple al mismo tiempo.

Para empezar, la enseñanza debería ser obligatoria y gratuita. Incluso con una comida caliente gratis para los niños que asistan. Para muchos de ellos esta sería la única comida del día. Pero al menos no estarían desnutridos y sería un alivio para sus padres, al poder dedicar sus esfuerzos a alimentarse ellos y otros miembros de la familia. Algo de esto ya se está ensayando en Brasil, bajo la batuta de Lula  Da Silva. Y parece que funciona. Pero los resultados no se verán hasta dentro de unas décadas, cuando esos niños alfabetizados empiecen a impregnar todos los estratos de la sociedad, constituyendo el embrión de una clase media que, hoy día, se echa a faltar en todos estos países.

La enseñanza obligatoria y gratuita se está impartiendo en Europa desde hace -al menos- un siglo. Por supuesto que, al principio, no era tan completa y reglada como puede serlo ahora. Pero empezó a haber un germen de enseñanza pública que ha conducido al despegue cultural y económico de este continente. Esta receta también ha sido copiada, con buen éxito, por Estados Unidos.

En resumen, los niños deberían ir hasta una edad adecuada al colegio, incluso custodiados por la Policía, si fuera preciso, en caso de oposición de los padres. ¿Hasta qué edad? En España la edad mínima para trabajar está en los 16 años. Podría ser un punto de referencia, siempre que la incorporación al trabajo no se haga en condiciones de penosidad (esfuerzos físicos, ambientes tóxicos o peligrosos, etc.). A esa edad, un joven aún no ha terminado de desarrollar su esqueleto ni musculatura, y no es cuestión de que queden con secuelas que les acompañarán toda la vida. Para los jóvenes que no quieran o no puedan seguir la enseñanza voluntaria (no obligatoria), la incorporación al mundo del trabajo debería ser lo menos traumática posible, con trabajos que no fueran peligrosos para esas edades. Por ejemplo, empleado de comercio o camarero pueden ser buenos trampolines para empezar en el mundo laboral.

La segunda receta que se me ocurre, es el control de armas. En estos países la posesión de armas de fuego está prohibida y, sin embargo, abundan. Es rara la casa donde no hay alguna o varias. Todos quieren tener una "para protegerse" aunque el resultado colectivo es precisamente de mayor inseguridad. Si alguien quiere matarte no va a esperar a que empuñes tu pistola... Así que las estadísticas de homicidios son escalofriantes.

Los poderes públicos deben empezar a desarmar a la población. ¿Cómo? Por ejemplo, con controles aleatorios de vehículos y peatones por parte de la Policía (dicho sea de paso, esta institución está tan corrompida como el resto de las sociedades, pero no quiero hablar ahora de esto). Las armas halladas deben ser requisadas inmediatamente, aunque sin consecuencias penales para el portador, al menos en un primer momento del "desarme".

Todas las armas requisadas deben ser controladas minuciosamente y destruídas enseguida.

Deberían habilitarse cuerpos policiales especializados y "a prueba de corrupción" para infiltrarlos en la Policía normal y denunciar a los policías corruptos.

Con estas dos simples medidas (aunque el ponerlas en práctica sería muy complejo) se vería un salto cualitativo de estas sociedades en pocas décadas.

Otro problema, que no voy a analizar ahora, es la influencia que ejercen países como EE.UU y otros (incluso de Europa) para mantener la pobreza de estos países. Algo parecido está pasando en África: mientras se matan entre ellos, las grandes multinacionales exquilman los recursos naturales del territorio: petróleo, minerales, madera, diamantes, plantas medicinales, etc.Y para eso emplean a nativos, a quienes pagan una misera por jugarse el pellejo y extraer las riquezas para ellos. Los directores de estas multinacionales se encuentran a salvo de la violencia en sus países respectivos.

Por hoy lo dejo aquí.

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