lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Quiénes son estos retrógrados?



En la foto que hoy traigo al blog parece que a unos señores que iban en el autobús urbano, este les hubiera desaparecido bajo sus pies como por ensalmo y todavía no se han enterado, tan tranquilos ellos...

Algo así debe ser la realidad. Esta foto es de la enésima visita de Zapatero a Rodiezmo, pueblo minero de León donde el "presi" vuelve cada año para darse un baño de imagen de cercanía con los mineros, que representan (en el ideario de ZP) a los trabajadores en general. Pero desentona en medio de esos otros dirigentes fanatizados que hasta levantan el puño mientras cantan "La Internacional". Él no levanta el puño. ¿Qué pensarán sus huestes? ¿Que ha renunciado a las esencias? Tampoco lleva el pañuelo rojo de Rodiezmo. En mi opinión, se le ve un poco forzado por las circunstancias a cantar la Internacional, como cuando a Rajoy se le ve forzado a tragar con los trapos sucios y los trajes nuevos de sus adláteres. Si por Zapatero fuera, creo yo, habría quitado esa parte del guión de Rodiezmo y también las fotografías como esta.

Zapatero ha apostado siempre por ser un presidente mediático antes que eficaz, al contrario que Angela Merkel en Alemania, que pasa por discreta y eficaz. Y esas cosas traen estas otras: hay que pasar por el aro incómodo de verse rodeado de esas dos soplapollas del partido (elevadas al cargo por él mismo, eso sí) que no tienen ningún rubor en levantar el puño, creyendo que así agradan más a su jefe, como si ese no fuera un símbolo de opresión por excelencia, a la par que trasnochado. ¿Se imagina alguien a Rajoy y compañía levantando el brazo con la mano estirada?

A estas alturas de la vida y de la democracia deberíamos sentir vergüenza ajena (y propia) de ver a nuestros dirigentes en semejante postura. Pero nadie se escandaliza: la vergüenza ya no cotiza como un valor social o, mejor aún, la decencia -que lleva a la vergüenza en algunos casos-, ya no cotiza en la bolsa de los valores éticos españoles. Ahora lo que se valora es la caradura y la desvergüenza. A quien lo dude, que ponga la televisión en cualquier canal.

Por ejemplo, estos tipos y tipas que nos gobiernan con el amenazador puño en alto de hace un siglo, no tienen empacho en llamarse a sí mismos "progresistas", como si ellos tuvieran el monopolio de lo que es progreso (del de verdad) y los demás no. Lo triste es que los medios de comunicación se hacen eco de esa denominación y la usan como si fuera neutra. Y la gente pica, especialmente los que tienen menos formación, que cada día son más porque estamos a la cola en aprovechamiento escolar o en cabeza en fracaso escolar, que lo mismo me da. La gran pizarra de nuestros coetáneos y jóvenes es la televisión, de modo que no hay que esforzarse mucho para saber qué van a votar nuestras masas analfabetas funcionales.

Porque, aunque uno tenga poca cultura, no tiene porqué ser un borrego. Si uno quiere, puede buscar distintos puntos de vista, contrastar opiniones, y luego hacerse lo mejor posible una imagen de la realidad social que tenemos, y de los políticos y medios de comunicación que nos gobiernan (sí, sí, los medios de comunicación también nos gobiernan, o que se lo pregunten a Berlusconi). Para eso está la pluralidad de prensa, los libros e internet (¿me dejo algo?). Pero no, la mayoría no hace eso. ¿Por qué? Porque exige esfuerzo y eso no nos gusta. Los españoles somos cada vez más vagos, no nos engañemos. Queremos que nos lo den todo hecho. No queremos ni pensar. Así que abrazamos a un partido político por alguna oscura y emotiva razón, y luego nos tragamos todo lo que ese partido nos eche, aceptándolo sin crítica. Actuamos como una masa de borregos. Son muy pocos los que se salen del redil y son capaces de crítica y autocrítica. Y así nos va. Así tenemos a los políticos que tenemos: poco preparados y sin capacidad de liderar equipos competentes. Sólo quieren aduladores a su alrededor. El que no adore al líder que se vaya (Recientemente se han marchado del PSOE dos ministros de Zapatero por discrepancias con él: Jordi Sevilla y Pedro Solbes, aunque esto también vale para el PP). Ellos saben lo que queremos y nos lo dan o, por lo menos, nos lo prometen: la dolce fare niente. «No te preocupes de nada: el Estado se preocupa por tí, te cuidará y te lo conseguirá todo». Este mensaje envenenado nos bombardea continuamente. Y digo envenenado porque oculta un peligro: el Estado controlará tu vida desde tu concepción hasta tu muerte. Y otro riesgo quizá más grave: nos convierte en seres abúlicos, sin voluntad, que se dejan llevar por cualquier viento de doctrina sin cuestionar nada, sin capacidad de iniciativa y sin ganas de esforzarse por lograr nada ni de valorar el esfuerzo de otros. En resumen: nos convierte en borregos, si no lo éramos ya bastante.

El Estado socialista tiene apetito voraz de control y ya lo estamos viendo: ahora el aborto y luego la eutanasia. En medio, todo lo demás: "educación para la ciudadanía" y lo que nos echen por la TV. Hasta han quitado los anuncios para tener más tiempo de adoctrinamiento al pueblo. Renunciamos a controlar nuestra vida para que la controle el gobierno socialista: ¿no es un paso hacia la deshumanización?.

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