sábado, 26 de abril de 2008

Visita a Vitoria

Hoy he estado en Vitoria de visita a un familiar. Como nos quedaba tiempo al final de la jornada, hemos ido la familia y yo a ver el famoso "Boulevard", un macro-centro comercial que nos habían recomendado visitar.

La verdad, el "Boulevard" es enorme, especialmente para una ciudad no tan grande, como es Vitoria. Pero no deja de ser un simple centro comercial, un TEMPLO INMENSO dedicado al CONSUMISMO. Apenas tiene zonas para que jueguen los niños. Pero, ¿para qué?. Apenas había niños. La gente de hoy en día, nuestros convecinos españoles (porque ahora no hablo de la inmigración) ya no quieren tener niños. A lo sumo uno, o dos todo lo más. Las próximas generaciones de españoles serán mucho más abundantes en otras etnias que en la "autóctona".

Había una zona muy amplia de restauración (restaurantes, cafeterías, cervecerías, etc) pero creo que no había cines ni otro tipo de ofertas de ocio que no fueran comprar, ir de tiendas o, en el mejor de los casos, simplemente mirar escaparates, como hacíamos mi esposa y yo.

Nos preguntábamos para qué tantas tiendas. Hay una explosión de tiendas de ropa. Es curioso cómo la gente compra ropa aunque le siga sirviendo la que tiene. Simplemente hay que renovar el armario. Tirar o regalar lo de la temporada anterior. ¿Por qué?. Es la moda. Que nuestros amigos no nos vean con los mismos pantalones o la misma camisa de hace un año, no vayan a pensar que somos unos pobretones o unos rácanos... (¿usar ropa que está en perfectas condiciones es ser rácano?). Y todo por "la moda". Pero... ¿quién hace la moda?. Aquellos que tienen grandes intereses comerciales en la industria de la ropa y del calzado. Se trata de romper drásticamente con lo anterior para que no podamos aprovechar nada y así obligarnos a gastar el máximo de dinero en ropa/calzado/complementos nuevo/s.

Uno puede pensar: "Bueno, yo gano mi dinero y me lo gasto en lo que quiero, y lo que quiero es ropa e ir a la última...". De acuerdo, amigo, estoy de acuerdo. Pero, por favor, luego no te escandalices por la pobreza y el hambre en el mundo, por las enfermedades simples que matan a millones de niños y adultos porque no se erradican del todo y con medidas sencillas, por los niños esclavos, por los niños usados como soldados, por los niños explotados sexualmente, etc. Luego no me vayas de izquierdista y de salvador del mundo, impartiendo doctrina y haciéndote pasar por persona comprensiva con los desheredados de la tierra porque, con mucho menos de lo que se gastan en ropa tú y otros muchos, se podrían solucionar esos problemas y bastantes más.

Y quien dice la ropa, dice otras cosas. Pero, en fin, me he centrado en la ropa para que se me entienda mejor.

Este macro-centro no está pensado para niños. Tiene cosas peligrosas. Por ejemplo, nada más subir del aparcamiento, salimos a una inmensa terraza a distinto nivel que el suelo (a varios metros de altura). Esta terraza en realidad constituye un paseo para poder caminar paralelos al centro comercial pero por el exterior. Pues bien, la separación de la terraza con la calle es un pequeño zócalo (unos 30 centímetros) rematado por una barrera de dos tubos metálicos paralelos. Pero los tubos tienen tanta separación entre ellos y con el zócalo que un niño pequeño (por ejemplo, el mío, que tiene dos años y medio) puede perfectamente colarse y caerse si se asoma demasiado. Y los niños son curiosos por naturaleza... Cuando hemos llegado a esa terraza-paseo, nuestro pequeño ha ido corriendo a mirar desde el borde. ¡Menudo susto! Incluso estando sujetándole, quería asomarse. Conclusión: el que lo diseñó no pensó en los niños.

Vitoria ha crecido mucho en los últimos años. Las calles van siendo más anchas para dejar paso al tráfico cada día más intenso. Las distancias empiezan a ser grandes y la gente cada vez coge más el coche para ir a sus asuntos. Tiene el aspecto de que ya no es la ciudad recogida y amigable de antiguamente, donde se podía hacer la vida a pie.

Otra cosa que me ha preocupado, aunque ya tenía noticias de ello: el tranvía que se está instalando por todas las zonas. El tranvía me parece un atraso. Además de la tremenda inversión en la infraestructura (los raíles) que tienen que soportar con sus impuestos los ciudadanos, es una obra con nula flexibilidad. ¿Qué pasa si un día hay una manifestación en una calle, unas obras, un accidente, etc.? O si se decide cambiar un itinerario para optimizarlo. Un autobús puede solucionarlo fácilmente con sólo desviarlo por otras calles pero, ¿un tranvía?. Eso, por no hablar de la barrera arquitectónica que pueden significar las vías, aunque ese impacto lo desconozco de momento. ¿Qué justifica ese dineral "enterrado" en vías y locomotoras y vagones? Sólo se me ocurre pensar en las grandes comisiones que van a cobrar "bajo cuerda" los ediles que apoyan estos mega-proyectos: cuanto mayor es la inversión, mayor es la cantidad a cobrar. Esto no es una acusación, puesto que carezco de pruebas, pero es una hipótesis, una racionalización mental de las causas y puede estar pasando, si no en Vitoria, en otros sitios.

Algunos dirán que el tranvía es ecológico porque es eléctrico. Bueno, también existen autobuses eléctricos o movidos con pila de hidrógeno. Y la electricidad que consume el tranvía proviene de centrales térmicas de carbón, queroseno, etc. y de centrales nucleares.

Me preocupa mucho que el alcalde y concejales de Burgos también quieran poner un tranvía en esta ciudad. Simplemente copian lo que hacen otros, sin criterios propios. O quizá el único criterio es que, a mayor inversión, mayor comisión. Creo que la decisión aún no está tomada, esperemos que cunda la inteligencia.

Por fin, otra cosa que me ha impresionado mucho, antes de ir al "Boulevard" (¿no había una palabra española o vasca para nombrarlo, que han tenido que recurrir al francés?), ha sido la gran cantidad de inmigrantes, especialmente magrebíes, que circulaban por el "casco viejo". A estos sí que se les veía con muchos niños pequeños. E incluso se veían pequeños grupos de mozalbetes de esa misma etnia. Es una invasión pacífica (de momento, esperemos que siga así) y silenciosa.

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