domingo, 3 de agosto de 2008

El ministro y sus ocurrencias

El ministro Miguel Sebastián ha sido ampliamente criticado por proponer unas medidas de ahorro que debemos adoptar los administrados casi "por patriotismo".

Siempre he pensado que el ahorro era bueno y el despilfarro malo. Conforme a esto me voy comportando en mi vida diaria, además de que no podría obrar de otra manera siendo responsable de una familia supernumerosa como es la mía y con un sueldo tan justito como el que tengo.

Por fín un político se da cuenta de que estamos en una sociedad consumista que sólo parece avanzar si se consume desaforadamente. Al altar de ese consumismo se sacrifica lo que antes eran valores consagrados: la familia (la gente no se casa), los hijos (la gente no tiene hijos o tiene muy pocos) y la austeridad (la gente se gasta todo el sueldo aunque pueda ahorrar parte de él). Tal vez me dejo otras muchas cosas, pero estas que he mencionado las considero importantes.

No voy a criticar al ministro por unas propuestas que son lógicas. Más o menos viene a pedirnos que nos apretemos el cinturón. Algunos tal vez pueden hacerlo. Pero mi cinturón hace ya tiempo que no tiene agujeros para apretarlo más. Y, ya algo cabreado, me pregunto si el señor Sebastián y todo el gobierno tiene la más mínima intención de aplicarse a sí mismos las medidas que ha propuesto:

* ¿va a ir al ministerio en bicicleta?
* ¿va a cambiar todas las bombillas de los edificios públicos por bombillas de bajo consumo?
* ¿va a renunciar al coche, al avión...?
* ¿todas las bombillas de su casa son de bajo consumo?
* ...

En mi casa, por necesidad de reducir la factura de la luz, hace ya años que voy sustituyendo las bombillas convencionales por otras de bajo consumo. A estas alturas, sólo me quedan 4 bombillas por cambiar (incluyendo las 2 de las mesillas de noche de mi esposa y mía, que casi no usamos). A este tipo de cambios voy añadiendo otros: reducir el termostado de la caldera de agua caliente, cerrar "a media espita" los grifos de agua caliente y fría, poner persianas donde no las había para reducir el frío en invierno y el calor en verano, etc. (Por no mencionar que, desde que existen los contenedores apropiados, separamos papel+cartón, envases, pilas, vidrio, metales, etc. y eso siendo diez personas en una casa de 100 m2, donde cada rincón cuenta).

Hace poco el señor ministro autorizó una subida media del 16% en la factura de la luz. Dijo que era para fomentar el ahorro y que no afectaría a las familias más débiles económicamente. Según él, estas son las que tienen contratados menos de 3000 watios. Como los tramos contratables van de 1100 en 1100 watios (de 1100 se pasa a 2200 y de éstos a 3300, etc.) la cantidad contratada a la que se refería son 2200 watios. Pues bien, nosotros no podemos pasar con menos de 3300 watios (lavadora, lavavajillas, microondas, etc). Recordemos que somos 10 personas en casa. Salimos a 330 watios por cabeza. ¿Somos más derrochadores que una familia de -digamos- 4 personas que tengan 2200 watios contratados y que salen a 550 watios por persona y a los que no se les va a subir la factura de la luz sino a bajar?

Este es el tipo de políticas que hace este gobierno que dice proteger a los más débiles.

Por todo esto desconfío de los políticos. Son como aquellos fariseos que denunciaba Jesucristo: echaban pesados fardos morales sobre el pueblo, pero ellos no estaban dispuestos a mover ni un sólo dedo para llevarlos.

No soy creyente pero, con esta crisis y este gobierno... ¡que Dios nos pille confesados!.

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