jueves, 24 de enero de 2008

Las mentiras son simples...

He ojeado lo que escribí el lunes sobre el aborto y veo que me han salido un montón de párrafos y cada uno de unas cuantas líneas. Esto me ha traído a la cabeza una frase que escuché y que me gustó:

"Las mentiras son simples, las verdades son complejas".

Defender el aborto es simple porque apela al egoísmo más básico, especialmente al de las mujeres, que al fin y al cabo son seres humanos y sufren la tentación como los hombres. A la mujer se la pone como víctima de su embarazo y esto enseguida despierta simpatías hacia ella a su alrededor, aunque sea a costa del hijo que está en su vientre. A éste se le tacha casi de "parásito" que viene a robar la vida de la mujer. Esta forma de entender las cosas tiene una base muy emocional, casi diría primitiva, aunque llega a la emotividad a través del raciocinio, en este caso sin ética. En esa línea de pensamiento, se llega a considerar el embarazo como una enfermedad y al feto como a un "alien" similar al de la película del mismo nombre.

Argumentar contra el aborto es difícil porque supone combatir esos supuestos que apelan a la emotividad a través de la razón. Es un camino endiabladamente tortuoso y desenmascarar el engaño que hay detrás es muy complicado. Por eso son necesarias largas explicaciones que nadie lee después. Esto es otro inconveniente para luchar contra el aborto y la mentalidad que lo sustenta.

Por eso, hoy no me quiero enrrollar más. Simplemente recuerdo:

"Las mentiras son simples, las verdades son complejas".

Gracias por leerme.

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