Carta abierta al sr. Ramón Camp, vocal -a propuesta de CiU- del Consejo General del Poder Judicial, órgano que en próximos días dará su visto bueno, o no, al proyecto de ley del aborto promovido por el sr. Zapatero y su ministra Bibiana Aído:
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Estimado sr. Camp,
no podemos dejar que este gobierno, ni ningún otro, por muy democráticamente que haya sido elegido, se salte todos los límites legislando contra la vida de seres humanos indefensos en nombre de un supuesto "derecho a elegir". Antes que el "derecho a elegir" estará siempre el "Derecho a Vivir" (y este con mayúsculas) pues no hay posibilidad de elegir donde no hay vida. La Vida es anterior a todos los derechos, porque todos emanan de la existencia previa de vida. Esto lo sabe usted muy bien como jurista. Si las mujeres que van a abortar (con la nueva ley) hubieran sido abortadas ellas en su etapa fetal, ¿podrían elegir ahora?. No. Por eso, la ley del aborto que se pretende por este gobierno es contraria a todo Derecho.
Dicho de otra forma: si el gobierno anunciase que es legal asesinar jueces, ¿votarían ustedes, señores del CGPJ, a favor?. No, ¿verdad?. Pues pónganse en la piel de esos niños que no van a ver la luz con la nueva ley y que no encuentran un poder público que les defienda. Todos se lavan las manos como aquél. Defiéndanlos, porque la verdadera grandeza del hombre no está en el daño que puede hacer a otros, sino en el bien que hace a quien no puede devolverle el favor.
El aborto no sólo asesina a un ser humano, sino que atenta contra la salud mental y física de la madre y es un torpedo en la línea de flotación de la sociedad, porque pervierte todos los valores al dejar la vida humana al capricho de terceros. Porque (por ejemplo) una embarazada en dificultades no es el mejor juez para decidir por la vida del feto. Y ahí entran en juego otros interesados que la presionan: la familia, los amigos, los conocidos, etc. creen hacerle un favor diciéndole: "Pues aborta, hija, y olvídate". Si se le ocurre entrar en una clínica abortista a buscar información, ya habrá caído en la tela de araña de la industria de la muerte. Ellos le ponen la alfombra roja cuando entra, pero se olvidan de ella cuando sale de la clínica. Porque el aborto es un negocio lucrativo para ciertos empresarios sin escrúpulos (impulsores de la nueva ley) que se llenan los bolsillos con la sangre de los inocentes. Pero las secuelas de un aborto duran toda la vida, no así las de un embarazo llegado a término.
Por otro lado, un posible voto negativo suyo, sr. Camp, no es un voto contra las mujeres, como quieren hacernos creer las feministas radicales que han tomado el gobierno. No. Una mujer embarazada que lleve a término su embarazo en condiciones muy difíciles puede rehacer su vida, una vez que ha nacido el niño, si no quiere mantener a su hijo a su lado. Una vez que haya nacido, puede entregarlo en adopción, y nadie le reclamará nada. Hay miles de parejas en España que no pueden adoptar por falta de niños. Ellos también son víctimas del aborto.
Le ruego que tenga en cuenta todas estas consideraciones (y otras muchas que podría hacerle, pero no me quiero extender más) y luego vote usted en conciencia.
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