lunes, 3 de octubre de 2016

¿Miente la Administración?

Coincido con el sentir general de que en la Admon. se miente mucho, aunque con matices.

Como ciudadano no me puedo quejar: creo que la Administración ha sido honesta en lo que me ha requerido y en lo que me ha sancionado, salvo un caso en que una Admón no notificó unas deudas y querían hacer recaer en mis bolsillos las penalizaciones. Afortunadamente intervino el Defensor del Pueblo y como pude demostrar el fallo administrativo, pagué de buena fe (porque aún no me han justificado adecuadamente la deuda) la cantidad base y no me han vuelto a reclamar más. Eso sí, aun sigo recibiendo cartas del Defensor diciendo que la Admon no les envía la documentación que les reclama (y donde aparecería la justificación del devengo del pago que hice).

Ahora bien, como empleado público sí que he sufrido las mentiras de mis jefes para represaliarme con expedientes sancionadores. Son muy largos de explicar y me voy a centrar en otro caso más sencillo, pero ilustrador de cómo razonan algunos jueces.

Esta represalia consistió en negarme una hora estructural que realicé y que se pagaban sin problema a todos (incluso a mi antes de caer en desgracia) de forma automática. Eran 30€, pero como me parecía injusto y llovía sobre mojado, lo llevé a lo Social y allí presenté unas capturas de pantalla de mis fichajes, porque no tenía otra cosa que demostrase la hora realizada aquella jornada. La empresa, empeñada en represaliarme, presentó un informe falso del Director Técnico (personal laboral interino a pesar del nombre del puesto, y sospecho que enchufado) que aseguraba haber revisado los fichajes y no aparecía esa hora extra, sin aportar datos del horario de entrada y salida, que el ordenador tenía almacenados y que los empleados también podemos consultar. Esos datos sí estaban en mi listado de fichajes de esa semana que presenté como prueba.

La juez pensó que un informe de nada menos un Director Técnico no podía ser falso, no se imaginaba ella que un señor en un cargo con ese nombre se iba a pringar mintiendo por 30 miserables euros. En la sentencia le llamó "funcionario" y le dio toda clase de presunción de veracidad, dado su cargo (en la realidad, poco más que un mando intermedio). Poco se imaginaba ella que alguien podría mentir no por ahorrar 30€ a la Admon sino por INQUINA hacia un empleado que se ha destacado en denunciar todas las irregularidades de las que tiene conocimiento. Debido a mis escasos medios económicos no quise denunciar al fulano y hacerlo por vía interna habria sido inútil porque, como dijo Pilar Pérez más arriba, estos se tapan unos a otros, todos los jefes me tenían (y tienen) ganas y además sospecho que este hizo ese informe por orden de su superior jerárquico, el gerente, quien de esta forma, en caso de denuncia, salvaba la cara. Para este tipo de trabajos sucios es por lo que estimo aupó al puesto a este personaje, es decir, para tenerle de testaferro.

Y aquí vienen mis conclusiones:

* la mayoría de los funcionarios aplican la máxima "al indiferente, la legislación vigente". Y por eso creo que la mayoría de actos son ajustados a derecho, "salvo error u omisión".

* ahora bien, la corrupción del funcionario español proviene de que vive en un ecosistema donde denunciar las cosas que observa puede complicarle mucho la vida. En contra de lo que se cree, el acoso laboral existe en la Admon. y todos le tememos más que al lobo (los compañeros te hacen el vacío para no ser vistos por el jefe como cómplices, etc.). Esto produce inhibición de unos funcionarios respecto a lo que ven que hacen mal otros. Es muy lamentable pero muy humano y muy mediterráneo, porque quien más quien menos se toma unos cafés o unas cervezas de vez en cuando con los compañeros después del trabajo. Y que te dejen aparte porque eres el Pepito Grillo... nos da espanto.

* otra corrupción es la de aquellos que se relacionan con los que tienen capacidad para decidir sobre creación de plazas o, más bien, cubrición de plazas en interinidad. Es decir, me convierto en un funcionario sumiso si colocas a mi pareja en ese puesto, o a mi hijo, o a alquien cercano que me interesa. En mi Admon esto se ha convertido en una verdadera epidemia. Y ese funcionario sumiso ya no tiene independencia sino que todos sus informes van en la dirección que le manda el superior, aunque para ello tenga que retorcer la Ley e ignorar las partes que no ayudan a lo que su jefe quiere conseguir con el informe. Se podría decir que aquí empieza a aparecer la mentira en la Admon. y esa mentira la detecta enseguida el ciudadano. Pero por la propia maquinaria administrativa, se va tapando, alargando, silenciando... a ver si el ciudadano cabreado que reclama se marcha ya harto de acudir a las instancias. Y si llega a los juzgados, se le surte al sr. juez con los informes falsos que haga falta y aquí paz y después gloria.

* Otro tipo de corrupción que veo en mi servicio es el tráfico de favores entre jefes y subordinados. No se trata ya de colocaciones interinas en puestos vacantes sino de cosas más sutiles y cotidianas pero que son contrarias al convenio colectivo y crean desigualdades entre unos trabajadores y otros. Si eres suficientemente servil en algunas cosas que quiere el jefe, podrás conseguir otras que no están a tu alcance porque las prohíbe o regula el Convenio. Podría poner muchos ejemplos pero esto ya se está alargando bastante y creo que se sabe de qué hablo. Cuando he denunciado esto me he encontrado con amenazas de mis superiores o con el silencio más atronador.

Seguro que hay otras corrupciones que a mi se me escapan por mi pequeñez laboral. En las monetarias no entro porque esas ya las conocemos todos y, aunque creo que son más a nivel político, un compañero mío me dijo hace poco: por cada político corrupto, hay cuatro funcionarios que han sido cómplices, por acción o por omisión. Por supuesto, es una estadística de andar por casa. En algunos casos habrán sido cuatro, en otros uno y en otros cuarenta. Es una forma de decir que si los funcionarios fueran intachables, no habría políticos corruptos.

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