Así funciona una Comisión de Transparencia que se precie o, por lo menos, esta es la experiencia que he sacado yo de tratar con la Comisión de Transparencia del Ayuntamiento de Burgos.
Usted pregunta: ¿A dónde vas?, y ellos contestan: Manzanas traigo. Y cuando usted se exaspera y vuelve a preguntar, recibe la callada por respuesta. Eso sí, al cabo de unos días le envían un correo electrónico dónde le dicen que usted no ha contestado al requerimiento de que concrete el tipo de información que pide y que por lo tanto de acuerdo con la ley le dan por desistido. Y aquí paz y después gloria.
Sería interesante ver ese expediente dónde figura que usted ha recogido la notificación ya que habrá un documento que usted habrá firmado y con el cual el Ayuntamiento puede demostrar que efectivamente ha realizado esa notificación, y que usted la ha recibido.
Pero no se esfuerce, porque no le van a dejar tampoco acceder al expediente. De modo que se va a quedar sin saber si el que falsificó su firma tiene dotes artísticas o no, si hizo algo legible o un simple garabato, aunque más me inclino por esto último. Incluso puede ser que hayan falsificado una firma de alguien de su familia, diciendo que lo entregaron en su casa aunque usted nunca dio la dirección de su domicilio.
Así es como -"hecha la ley hecha la trampa"- funciona, o mejor dicho, malfunciona la Administración, así es como funciona la política y así es como se tapa la corrupción. Digo corrupción porque ¿qué sentido tiene el oscurantismo que hay en la Administración española si no es para tapar todas las corrupciones que se producen a diario en estos ayuntamientos, comunidades autónomas, ministerios y demás entes públicos?
El papel todo lo soporta. Hacemos una ley de transparencia muy bonita pero que se queda en papel mojado a la hora de llevarla a cumplimiento. En esto son expertos nuestros políticos y altos funcionarios: cumplo y miento. Y así siguen chupando del bote, siguen riéndose del ciudadano, siguen engañando a aquellos que todavía les votan y seguimos siendo una monarquía platanera, donde la oligarquía manda, se enriquece, disfruta de los placeres de la vida,...
Han hecho las leyes a su medida y saben cómo usarlas. Tienen los resortes del poder legislativo, ejecutivo y... sí, también del judicial. Tienen el mando a distancia de los telediarios, de los programas de opinión, de la telebasura... Incluso de los que crean opinión en internet. Tanto unos como otros sólo hablan de lo que a esa oligarquía le interesa que se hable en cada momento.
Manipulan al pueblo, y el pueblo sigue sin enterarse de qué va el juego.
Nuestra democracia es como un escaparate, lleno de cosas bonitas y apetecibles. Piensen en el escaparate de una pastelería de esas que había cuando éramos niños (alguna queda todavía). A través del cristal nos relamíamos observando aquellos dulces y, en nuestro ensueño, alguna vez nos dimos un mamporro contra el cristal de tanto querer acercar nuestras narices a aquellos pasteles. A través del cristal de nuestra "memocracia" vemos cosas tan bonitas como "estado de Derecho", "Justicia", "elecciones", "parlamento", "libertad", "transparencia"... Pero cuando uno se acerca a esas golosinas... ¡se da un coscorrón contra el cristal! Están allí, sí, pero no son para ti. Son para salvar el trasero al prevaricador, al explotador, al traficante, al especulador, al corrupto y al corruptor, al opulento...
¿"Comisión de Transparencia"? ¡No...! ¡"COLISIÓN DE TRANSPARENCIA"!
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