domingo, 22 de mayo de 2016

La nueva Ley de Procedimiento Administrativo

Ley 39/2015 de 2 de octubre: Ley de Procedimiento Administrativo Común y de las Administraciones Públicas (PACA).

Esta ley sí que me da miedo (y no es la única). Tal vez sea la influencia de la película Matrix y otras pelis futuristas. Dejaremos de ser ciudadanos para ser de nuevo súbditos. Y, tal vez, finalmente, esclavos de un gran poder centralizado llamado Administración. La Administración se erige no en sistema que facilite las libertades, la igualdad social, la integración, etc. sino en un Gran Hermano que todo lo controla, que todo lo vigila, que todo lo sabe, y cuyas sospechas toman presunción de veracidad…

Lo malo es que no veo en el horizonte ningún partido que apueste por devolver las libertades y la privacidad a la ciudadanía, por ejemplo derogando leyes como esta.


Por cierto (y no es espero que nadie me conteste pero si alguien lo hace, bienvenida sea la respuesta): ¿mejora en algo esta ley la transparencia de la Administración? ¿Podremos consultar con más facilidad -ahora no hay ninguna- los expedientes tanto propios como ajenos?

Sólo con transparencia total podríamos acabar con la corrupción que carcome este país a todos los niveles.

En mi opinión, todo el que interactúe con la Administración (funcionarios, empresas, contratistas, políticos, particulares…) tiene que permitir que sus datos (salvo los personalísimos como dirección postal, sanitarios, etc.) y transacciones se publiquen en internet para que puedan ser consultadas por cualquiera que tenga interés o simple curiosidad. Así mismo, todos los presupuestos de todas las administraciones deberían estar colgados en la Red; todas las contabilidades, hasta el último céntimo, y actualizadas en tiempo real. Todos los informes que consten en los expedientes (salvo datos personalísimos como dije), con nombres, apellidos y DNI, etc. en la Red para ser consultados por cualquiera. Todos los sueldos e ingresos que ganan desde el político más importante hasta el funcionario o personal laboral más humilde, etc. Y la Administración tendría la obligación de publicar todo ello. Esa sí que sería una administración transparente. Lo demás, un brindis al sol.








Hay tanto poder concentrado en la Administración, que cualquier cosa que la roce debería ser del dominio público más absoluto, porque la sombra de la corrupción siempre planea donde más se concentra el poder.

Lo que ahora llaman pomposamente "transparencia" nuestros políticos no es sino un remedo de transparencia, lo mismo que la "democracia" que tenemos es un remedo de una verdadera democracia.

Con una Administración realmente transparente jugaríamos con las mismas cartas la Administración y sus presuntos dueños, los ciudadanos, pero que en realidad somos sus súbditos por no decir sus víctimas.

Así cualquiera podría detectar y denunciar enriquecimientos ilícitos y los corruptos se lo pensarían dos veces antes de meter la mano en la caja, de recalificar lo incalificable, o de sancionar al inocente.

Mientras no se tomen esas medidas que pueden parecer drásticas, esta ley no favorece a los ciudadanos y sí a esa oligarquía que ha tenido el mérito -o la suerte- de entrar en los niveles más altos de la Administración.

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