lunes, 12 de abril de 2010

Un héroe anónimo salva a una niña de 2 años de morir ahogada

Un turista francés rescata a una niña de dos años y se convierte en héroe de Nueva York


Nueva York, 7 abr (EFE).- Un ciudadano francés que rescató a una niña de dos años que cayó a las aguas del East River de Manhattan y después desapareció sin desvelar su nombre se convirtió en el nuevo héroe de los neoyorquinos, quienes hoy conocieron por fin la identidad del valiente turista de mano del diario Daily News.
Se trata de Julien Duret, de 29 años, habitante de la ciudad francesa de Lyon y que hasta hace unos días estaba de vacaciones en la Gran Manzana, donde quedó patente su heroicidad al lanzarse al agua sin pensarlo cuando vio que una niña caía al río desde el barco Peking, una de las atracciones turísticas del Bajo Manhattan.
"Vi que algo caía al agua. Me acerqué a ver qué era y pensé que era una muñeca, pero enseguida me di cuenta de que se trataba de una niña", explicó Duret en su primera entrevista tras un suceso que lo convirtió en un héroe sin identidad después de que el padre de la menor agradeciera públicamente la ayuda de "un turista francés".
El hombre, que disfrutaba el pasado sábado de su último día de vacaciones en la Gran Manzana y que fue finalmente identificado y localizado por el Daily News, no dudó en despojarse de su abrigo y saltar al agua a recoger a la menor.
"Me dejé llevar. No me paré a pensar lo que hacía porque todo pasó muy rápido y yo reaccioné muy rápido. Nunca antes había hecho algo similar", explicó Duret quien no se considera "ningún héroe" y quien espera que "todo el mundo haga lo mismo" si se encuentra en una situación similar.
Duret, ingeniero de profesión, aseguró que cuando alcanzó a la pequeña, llamada Bridget, se esperó "lo peor", ya que la dio por muerta porque "la niña estaba quieta y no lloraba", pero la menor reaccionó finalmente y el propio turista pudo entregársela a su padre, quien se lanzó también al agua al percatarse de lo ocurrido.
El francés, que poco después de salir del agua vio cómo el padre y la menor se metían en una ambulancia, explicó que tomó un taxi para regresar a su hotel.
Ahora, aseguró, simplemente se encuentra "feliz por haber podido salvar a la menor y ver cómo su familia estaba completa de nuevo".
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COMENTARIO:

Yo sé que este blog es bastante amargo, porque siempre pretendo destapar la parte más hipócrita de nuestra sociedad y de cada uno de nosotros, como individuos.

Sin embargo, noticias como esta me emocionan y me hacen volver a confiar en la especie humana. Y también me interpelan personalmente: ¿habría sido yo capaz de la misma respuesta?. Probablemente no. El miedo y la inseguridad de cómo actuar me habrían bloqueado. Habría pedido ayuda, eso lo tengo seguro, pero en estos trances hay que actuar deprisa, casi sin pensárselo, como actuaron el héroe francés y el propio padre de la criatura. ¿Habría estado a la altura de las circunstancias? Seguramente no. ¿Y si hubiera sido yo el padre de la niña? Me gustaría creer que sí, que saltaría. Pero, ¿saltaría?.

Por eso este hombre francés se merece todo mi reconocimiento personal, así como el propio padre de la niña.

Y también me alegro de que la historia haya terminado felizmente para todos.

Seguramente habría sido fácil criticar a los medios de comunicación por andar buscando héroes en una sociedad que ha creado tantos héroes de ficción, como es el caso de los EE.UU. Pero es que seguramente, ante el desarme moral de nuestro Occidente, necesitamos cada vez más de estos héroes, que nos muestren una forma de actuar desinteresada y nos sirva de guía para nuestras tragedias o dramas de cada día.

Volviendo a ese hilo de la ficción, en este caso al cine, las películas que más me gustan son aquellas que plantean situaciones que yo llamo "dilemas morales": ¿qué hacer, arriesgar mi vida (o mi fama, mi trabajo, mi posición, etc.) o guardar la ropa y no hacer nada ante una situación complicada (o desesperada)?. Entre estas películas, me gustan especialmente las que se basan en hechos reales ("Los últimos días de Sophie Scholl", por ejemplo). La Segunda Guerra Mundial está llena de episodios de estos: seres anónimos (algunos más tarde reconocidos) que arriesgan su vida para ayudar a otros, o al menos para reducir el mal que hacen los malvados.

Esos dilemas morales se nos presentan frecuentemente en nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. Generalmente rehuímos el sacrificio, el esfuerzo, el heroísmo que entraña tomar la decisión correcta. Es siempre más fácil justificar nuestra decisión de seguir el camino fácil, el que nos beneficia o que menos nos perjudica, aunque el daño a otros puede ser inmenso.Si en nuestras pequeñas odiseas cotidianas introdujéramos el heroísmo como forma de actuar, de arriesgar no siguiendo el camino fácil, este mundo estaría mucho menos lleno de dictadores grandes y pequeños (el dictador al que me refiero podemos ser cualquiera en nuestras relaciones con los demás) porque se encontrarían delante a una muchedumbre de héroes anónimos que les pararían los pies (esto viene a cuento de otra noticia sobre heroínas que publico en la siguiente entrada).

Hoy no es el día de criticar sino de felicitarnos todos.

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