Desde este blog soy muy crítico con Zapatero, precisamente porque ZP es el paradigma de lo políticamente correcto, aunque sus pensamientos y actos sean precisamente lo contrario de lo que hace creer con su palabrería.
Pero cuando se trata de terrorismo, después de aquella época en la que trató de negociar con ETA sin contar con la oposición (aunque todos los presidentes de Gobierno anteriores lo habían intentado antes sin resultado y mostrándose con Aznar que todo era una trampa), ahora está demostrando que no va a dejar ningún espacio de actuación a los terroristas. Y hay que reconocérselo. Porque no es sólo que lo tenga en la cabeza, sino que lo está realizando aparentemente muy bien, con mucha limpieza, sin GAL y sin violencia, sin necesidad de efectuar tiros. Y hay que felicitar también a Rubalcaba, hombre que, por otro lado, me parece un poco siniestro por su relación con el gobierno de González, con la época de los GAL y, sobre todo, por el gran poder que acumula el Ministerio del Interior.
La carta que viene a continuación lo resume muy bien (Público, 12/08/2009):
Tal vez sea necesario un potente Ministerio del Interior para combatir la lacra del terrorismo y hacer sentir a la gente que existe seguridad en las calles, pero me asusta esa perspectiva Orwelliana del Gran Hermano. Porque a los que no pensamos como el Gobierno dicta y quiere que pensemos, a los que objetamos a Educación para la Ciudadanía y ahora tendremos que objetar a la asignatura de Educación Sexual y bla-bla-bla (el nombre es demasiado largo para recordarlo ahora), cualquier día nos van a dar una patada en la puerta de casa los GEO para llevarnos detenidos y a nuestros hijos a una institución donde serán adecuadamente custodiados y adoctrinados. Ese temor es cada día mayor. Y ya estábamos avisados desde Orwell y su novela 1984.
Interior se expande
Ángel Juanes, presidente de la Audiencia Nacional, no tiene necesidad de demostrar nada nadie, sin embargo, me parece un hombre valiente al poner en solfa la intromisión permanente del Ministerio del Interior en casi todas las actividades de la vida _ pública española y exigiendo el imperio de la ley y la independencia de los tribunales a los que hay que dotar de los medios personales y materiales suficientes. Es muy importante que este tipo de inquietudes (de quienes asumen responsabilidades públicas) sean compartidas con la ciudadanía porque ayudan a perder el miedo a este mega Ministerio en que se ha convertido Interior.
Se ha incrustado en todos los aspectos de la vida cotidiana española: gestiona los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (Interior), las cárceles (Justicia), la protección civil (Sanidad y Medio Ambiente), controla la inmigración (Trabajo y Exteriores), las comunicaciones (Industria), aporta fuerzas de intervención exterior (Defensa), atiende a las víctimas de delitos (Justicia y Política Social), regula el juego (Hacienda) y los espectáculos (Cultura), tiene su propio sistema de formación impenetrable (Educación), encabeza el Plan Estatal para la Alianza de Civilizaciones (Presidencia)...
Parece una administración dentro de la Administración, sujeta sólo a sus propias normas y con apelaciones constantes ala colaboración ciudadana como argumento democratizador. LUIS FERNANDO CRESPO - MADRID
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