sábado, 28 de junio de 2014

Esoterismo falso

Sería gracioso, si no fuera por la cantidad de dinero que mueve, observar esos programas sobre misterio que tanto abundan en las radios y televisiones, especialmente en horario nocturno.

Esos programas no tratan de buscar explicaciones racionales, científicas o lógicas a las historias que nos cuentan. No. Ellos prefieren las explicaciones esotéricas porque su negocio consiste no en desenmascarar impostores sino en alimentar el misterio. Para ello, casi todo vale.

Anoche estuve escuchando el programa Espacio en Blanco de Radio Nacional de España. Tenía que esperar en el coche un buen rato y decidí encender la radio. En el programa de la emisora, que estaba sintonizada, iban a hablar de «teletransportación», es decir, desplazamientos instantáneos en el espacio y, a veces, en el tiempo; historias de gente que, de pronto, aparecía en un punto muy alejado de donde debería estar.

Como suele ocurrir en este tipo de programas, había un entrevistador (Miguel Blanco) y un «experto», colaborador habitual del programa, Miguel Pedrero (miguelpedrero@hotmail.com).

He buscado ese programa en internet y lo he colgado para que lo escuche quien quiera y entienda mejor de lo que estoy hablando:

Espacio en Blanco de RNE - 28-06-2014

Entre otros casos que cuenta, y que no me entretendré en comentar, está (empieza en el minuto 45:30) el de un matrimonio de León que va a dar un paseo y se encuentran que han abierto una pulpería en su mismo barrio. Deciden entrar y "allí todo era blanco": las paredes, las mesas, las sillas, el mostrador... El local estaba atendido por un par de señores mayores «totalmente vestidos de blanco y con un gorro blanco». No hay nadie más en el local. Les sirven pulpo riquísimo y en abundancia y luego el precio que les cobran es muy económico.
Posibles fallos en el relato: un lugar tan estupendo en precio, calidad y cantidad, y sin nadie dentro "en ese instante". Aunque hubieran abierto sólo tres días atrás, seguro que habría mucha gente deseando disfrutar de la novedad. Es lo que suele pasar con los locales de hostelería. Pero, qué raro: nadie. ¿Y después? Pues seguramente tampoco, aunque no nos lo dicen. Porque para que el relato se sostenga es necesario que nadie interfiera, no sea que la descripción de los «clientes» conduzca a contradicciones.
Al día siguiente, el esposo quiere tomarse una tapa en el mismo local pero lo busca y no lo encuentra por ninguna parte. Pregunta en los locales cercanos y le dicen que allí no ha habido nunca una pulpería.

Misterioso, ¿no?.

A preguntas del entrevistador, el «experto» se entrega a una serie de consideraciones sobre viajes en «lineas del tiempo» hacia un pasado o un futuro posibles, la física cuántica (este ingrediente nunca debe faltar en toda tertulia pseudo-científica) y sobre los universos paralelos. Acaso me dejo alguna cosa más pero ahí, en la grabación, está todo. Todo ello «dentro de la ortodoxia». Si las partículas hacen cosas extrañas, porqué nosotros no, y razonamientos de ese tipo. Por supuesto, en el programa no hay ningún físico para desmontarle sus elucubraciones de aficionado.

Cualquier programa serio que hubiera tratado científicamente este caso tendría que haberse cuestionado, EN PRIMER LUGAR, si los testigos son fiables. Y eso es muy difícil de comprobar si no es con exhaustivos tests y con interrogatorios, que nunca van a ocurrir.

Luego habrá que ver si hay pruebas que lo corroboren y si esas pruebas han sido valoradas e investigadas por laboratorios o grupos de trabajo serios e independientes unos de otros.

Si existen pruebas, no puedo decir mucho más de lo dicho en el párrafo anterior: valórense adecuadamente. Las pruebas, de por sí, deben ser objetivas. No podemos esperar lo mismo de los testigos.

Por eso, de los testigos creo que sí puedo decir algo más que de las pruebas.

En mi opinión de escéptico, donde fallan el 99,9% de estas historias es en el testigo o testigos.

Lo habitual es que sólo haya un testigo y ninguna prueba. No sirve de mucho su testimonio. Frente a la avalancha de hechos científicamente probados que contradicen, por ejemplo, la teletransportación instantánea de seres humanos, deberemos sospechar del testimonio.

El sr. Miguel Pedrero da carta de naturaleza a cualquier historia de la cual pueda trazar una senda hasta su origen, es decir, el testigo. Dice que algunos de estos son amigos suyos. Para él, este conocimiento personal del testigo es suficiente para creer una historia. Como veremos, esta valoración de los testimonios es bastante ingenua, por no decir interesada.
Ni siquiera en los juicios los jueces se creen todo lo que dicen los testigos. Ellos tienen que valorar qué parte de verdad y qué parte de falsedad hay en lo que dicen. Algunos mienten totalmente, otros dicen verdades a medias. Será raro el testigo que diga toda la verdad, incluso si yerra involuntariamente.
Las causas de un falso testimonio «esotérico» pueden ser muchas, pero por simplificar reduciré los casos a (testimonio falso) voluntario e involuntario.

No podría asegurar cuántos falsos testimonios son voluntarios, pero estimo que son la mayoría.

La necesidad del ser humano de trascenderse, de destacar de algún modo, de llamar la atención en su entorno y no digamos en los medios de masas, etc. hacen que mucha gente se invente historias de todo tipo «para ser alguien».

Hay gente que, de hechos naturales y hasta cotidianos, consigue hacerlos pasar por aventuras increíbles o situaciones extraordinarias. Se trata tan sólo de hinchar un poco los términos, pero la historia está basada en hechos reales. Pensemos en el pescador que nos cuenta cómo capturó un enorme pez después de muchas vicisitudes. Un testigo ocular podría decirnos que ni el pez era tan grande ni las vicisitudes fueron tantas. Pero la realidad es que pescó un pez.

Pero hay quien, a falta de un buen pez, se inventa historias totalmente falsas.

Eso lleva a que cualquiera, habiendo oído o leído algo sobre el asunto, pueda inventarse una historia inverosímil -pero creíble para los más crédulos, que es la mayoría de la población- sobre teletransportación, o sobre cualquier otro tema esotérico.

Como, además, el sujeto que se inventa y divulga una historia de estas suele ser un tipo normal y corriente, sensato, de vida gris y sin estridencias, etc., a nadie se le ocurre que puede haberse inventado una historia de, por ejemplo, fantasmas, para hacerla pasar por real. Puede que todos conozcamos a alguna persona de estas en nuestro entorno. No os molestéis en desenmascararle: nunca lo admitirá. Si hace falta, engordará la mentira con otras mentiras para mantener su versión. Esta persona busca notoriedad, así que no va a admitir que una historia falsa le perjudique su honor y su credibilidad.

Por otro lado, la mayoría de estas historias son inocuas, no hay víctimas reales, así que ni la Policía ni la Justicia se molestan en averiguar su veracidad ni mucho menos en perseguirlas.

El falso testimonio involuntario lo achaco a problemas mentales, a fallos de percepción o de memoria, o a hechos naturales incorrectamente interpretados por el testigo. Por ejemplo, una persona que sufre alucinaciones puede decir, de buena fe, que ha visto fantasmas o monstruos. O alguien que no sabe lo que son las estrellas fugaces puede decir, de buena fe, que ha visto un ovni. En estos casos no se puede hablar de mentira (error intencionado) pero sí que es cierto que estas historias pueden crear muchas espectativas y elucubraciones entre los que las escuchan y ansiedad a los propios testigos.

En el caso que quiero analizar se trata de dos testigos: un matrimonio. Parece imposible que se hayan puesto de acuerdo, pero no lo es. Hay muchos motivos por los que dos personas se pondrían de acuerdo en algún tema. En el caso que nos concierne puede ser, de nuevo, buscar notoriedad. Un testimonio de dos o más testigos es siempre más poderoso que el de uno solo.
Otra posible causa de ponerse de acuerdo dos testigos en un asunto esotérico: reirse en  privado de la credulidad de la gente. Si la historia se hiciera viral y luego la negasen públicamente, habrían dejado en evidencia a muchos y habrían herido, de paso, muchas susceptibilidades. Esto, en algún caso, ya ha ocurrido. Pero a nadie «del mundillo» de lo esotérico le interesa recordarlo.

Y no olvidemos que la gente se pone de acuerdo, a veces, incluso para cometer un crimen. ¿Cómo no iban a ponerse de acuerdo para propagar una historia inocua sobre fenómenos paranormales?
El problema de ser dos o más testigos es la facilidad con la que se pueden encontrar contradicciones en el relato.

Si alguien se toma en serio investigar un testimonio de estos, deberá separar a los testigos lo antes posible e interrogarlos uno por uno. Si se eligen bien las preguntas y el testimonio es falso, se encontrarán contradicciones que delatarán el origen falso de la historia. Es el trabajo que hace la Policía en los interrogatorios y los jueces en los juicios. Pero, por inocua, nadie suele tomarse tantas molestias para desenmascarar una historia falsa de ocultismo. Además, no interesa. Los «expertos» en este terreno son esos que parecen creérselo todo (y también lo apuntan todo, lo escriben en un libro y luego lo venden como churros).

En el caso de la pulpería, que yo sostengo que es falso, los testigos se han puesto de acuerdo en cómo era el local: todo blanco. Sillas, mesas, mostrador, suelo, techo... e incluso las ropas de los viejecitos que les atendieron, también blancas. Y no había ningún cliente (cosa rara, siendo una pulpería tan buena). Otra cosa que añade a la historia es que les dieron pulpo excelente, en abundancia y económico. ¿Quién no estaría interesado en conocer una pulpería como esa?
 Incluso en un universo paralelo (como posible explicación) una pulpería de esas cualidades estaría muy frecuentada por clientes.
De esta forma dan un aire muy esotérico al lugar y esto es muy valioso para captar el interés del escuchante crédulo. Pero, lo que es más importante, reducen las posibilidades de que un interrogador les de pille en contradicciones. Cualquier cosa que se pregunte del local era blanco. Y no hay nada que preguntar de otros clientes porque no había ninguno (decir que todos los clientes iban de blanco habría sonado a sospechoso, así que mejor los eliminan de la escena).
¿No les dieron un tique de la consumición? ¿Cómo se llamaba el local? (Cuando yo encuentro un sitio de estos me gusta recabar información, o guardo el tique para tener la dirección y el teléfono, etc.). ¿Cómo eran físicamente los viejitos? ¿Cómo les presentaron el pulpo: en raciones separadas, en ración común? ¿Cómo estaba aliñado? Seguramente hay otras muchas preguntas que podrían hacerse para encontrar contradicciones.

En mi opinión es un caso «de manual» de testimonio falso sobre un hecho esotérico. Las razones profundas de porqué se han puesto de acuerdo para divulgar una falsa historia no las sé, pero intuyo que, como en la mayoría de los casos, se trata de buscar notoriedad: ser alguien «especial» en su familia, en su grupo de amigos, en su trabajo,... porque les ha pasado algo «especial» que no le pasa a nadie más.

Para mí, resumiendo, el origen de las historias esotéricas que nos cuentan cae en alguno de estos casos, por orden de importancia:

1º) Falsos testimonios buscando notoriedad o lucro (y puede haber otras causas).

2º) Problemas mentales, sensoriales o fallos de memoria (cree recordar hechos que realmente no sucedieron salvo en su imaginación).

3º) Fenómenos naturales que el testigo (o la ciencia aún) no sabe explicar, pero que son reconocidos por la ciencia como normales.

4º) Fenómenos realmente inexplicables (con los conocimientos actuales) y que no son conocidos para la ciencia. Estos son los verdaderamente esotéricos, al menos hasta que la ciencia encuentre una explicación. Pero estos casos deben ir acompañados de potentes pruebas que respalden lo que dicen los testigos. De otro modo, todo lo que digan los testigos caería dentro del mundo de la religión o similar, suponiendo que no estemos en el primer grupo de casos.

Por desgracia, no puedo demostrar con datos esta clasificación. Para ello tendría que tomar miles de casos, analizarlos uno a uno, interrogar a miles de personas... sacar conclusiones y escribir un libro... QUE NADIE COMPRARÍA. Porque nadie quiere conocer historias falsas desenmascaradas, sino que les vendan historias falsas pero con apariencia de verdaderas. Así de estúpidos somos como especie.

No hay que olvidar que en el ser humano existe una sed inmensa por saber cosas ocultas. Esa atracción innata hacia lo oculto seguramente ha impulsado la ciencia, pero también la fantasía. Por eso existen grandes masas que demandan información de «lo oculto». Y estos programas y eruditos del ocultismo pescan en esas aguas revueltas y llenas de crédulos.

Yo, desde luego, no compraría ningún libro de investigación o divulgación (de lo que sea) de una persona que estudia la validez de los casos con tan poco rigor.

Salud y que no os engañen.













miércoles, 25 de junio de 2014

Otro con prejubilación dorada

Me llegó en su día esto por correo electrónico:
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QUÉ PENA, TAN JOVEN Y SIN TRABAJO...

SE JUBILA A LOS 51 AÑOS EL PRESIDENTE DEL PARLAMENTO CATALÁN de ESQUERRA REPUBLICANA
 
¿ TE IMAGINAS LA CANTIDAD DE "ESTOS" QUE ME IMPONDRÁN, SI TODO SALE "BIEN"?
 
MENUDO CARADURA
 
(De Esquerra Republicana de Catalunya)

ESTE VIVIDOR, se jubila a los 51 años con una pensión de 10.000 euros/mes durante 4 años, y después de 7.000 euros/mes hasta que muera. El grave problema es que estos parásitos vividores no mueren, viven 90 años mínimo, no tienen estrés, no tienen quebraderos de cabeza, le importa una mierda el pueblo, solo vive por y para él, aún no sabemos si son capaces de hacerse cargo de su familia, mientras tú tienen que trabajar 37 años y medio afiliado a SS para cobrar una mierda de pensión de 580 apestosos y asquerosos euros.

El aspirante a médico Ernest Benach (abandonó la carrera al poco de comenzar), que tiene 51 años y ha ejercido el cargo de
 Presidente del Parlamento catalán (ASÍ LE VA A CATALUNYA) toda una mafia y panda de ladrones),  desde el 5 de diciembre de 2013, cobrará 104.008,95 euros brutos al año, durante los próximos cuatro años, así como una pensión vitalicia de 78.006,71 euros cuando cumpla los 65 años, según publica el Diari de Girona. De acuerdo con la normativa vigente, Benach tiene derecho a percibir, como el resto de los ex-presidentes, “por un período equivalente a la mitad del tiempo que ha estado en el cargoy como mínimo durante una legislatura”, a una asignación mensual del 80% de la retribución mensual que corresponde al presidente parlamentario.

Después de la rebaja del 15% aplicada este año, el sueldo anual bruto para presidente del “Parlament” es de 130.011,189 euros brutos, a pesar de no tener ninguna formación universitaria.
 
SIN EMBARGO, ESTAS INSIGNIFICANTES COSILLAS, PARECE SER QUE NO LAS PUBLICAN LAS TELEVISIONES.

Un camarero para servir café tiene que tener carné de manipulador. Un peón de albañil, graduado escolar, en cambio un político, sólo tiene que tener una simple 'CARA MUY DURA'. ¡AH! SABIAS QUE SU OFICIO ANTES DE ENTRAR EN POLÍTICA ERA SER BARRENDERO. PUES AHORA VAS Y LO TUITEAS
Mientras tanto, nuestros investigadores en campos de medicina y bioquímica deben salir al extranjero para dejar de ser mileuristas en Catalunya (España).
SI ESTÁS INDIGNADO, COMPARTE ESTA INFORMACIÓN.

martes, 17 de junio de 2014

Otro héroe en mi panteón

Los heroicos periodistas antihitlerianos en Munich que, desde 1920 hasta 1933 (cuando muchos fueron encarcelados o asesinados) acudieron valientemente a la tarea diaria de tratar de hablarle al mundo sobre la extraña figura que había surgido de las calles de Munich para convertirse en líder de un movimiento que tomaría el poder y escribiría un nuevo capítulo en la historia del mal. 

Mi fascinación por esas figuras, en gran medida olvidadas, los periodistas que fueron los primeros en investigar la vida política y personal, la criminalidad y los escándalos de Hitler y de "el partido de Hitler", como astutamente lo llamaban, empezó a crecer a medida que empecé a recoger ecos y vestigios de su lucha contra Hitler, enterrados en las notas al pie de los historiadores de la posguerra (...).

Mi fascinación se profundizó cuando me encontré una colección casi completa de descamados y amarillamientos números ​​de siete décadas de antigüedad del periódico anti-Hitler «Munich Post», pudriéndose
en los archivos del sótano de la biblioteca Monacensia de Munich. Han sido ya transferidos a microfilm, pero había algo en común con el verdadero desmoronamiento de los ejemplares del periódico del partido de Hitler llamado
"The Poison Kitchen" («La cocina del veneno»), ejemplares en los que Hitler era una figura viva acechando las páginas, que sirvió para darme una dolorosamente inmediata sensación de la eloquecedora e insoportable frustración del tipo Casandra que los periodistas del «Munich Post» debieron haber sentido. Ellos fueron los primeros en percibir las dimensiones del potencial de Hitler para el mal -y en ver la forma en que el mundo ignoraba las desesperadas advertencias en su trabajo. 

Fritz Gerlich

    
Como periodista, sentí al mismo tiempo una admiración cada vez mayor por lo que habían alcanzado, lo mucho que se habían expuesto, y lo completamente que habían sido olvidados. El suyo fue el primer intento sostenido de sondear las profundidades del fenómeno Hitler, según empezó a desenvolverse (...).


La visión de los Primeros Explicadores fue la visión de los hombres y mujeres que fueron testigos críticos del espectáculo, hoy olvidado, de Hitler convirtiéndose en Hitler. Además de los valientes periodistas y editores del Munich Post, hubo otros, como Rudolf Olden, Konrad Heiden, Walter Schaber... y Fritz Gerlich. Este era el editor iconoclasta de un periódico conservador anti-marxista, de oposición anti-nazi, el  llamado «Der Gerade Weg» («De la manera correcta», o «El Camino Recto»), celebrado como una némesis periodística de Hitler en su tiempo, casi totalmente olvidado ahora.

Gerlich fue asesinado en Dachau por intentar imprimir una exposición demoledora de Hitler cinco semanas después de que los nazis habían tomado el poder y aplastado al resto de la prensa opositora. Una figura fascinante, Gerlich, un azote satírico swiftiano y mordaz de Hitler, que poseía una visión asombrosa en la dinámica racial de la patología de Hitler. Un erudito histórico escéptico, Gerlich no obstante llegó a creer en los poderes proféticos de una polémica -probablemente fraudulenta- mujer bávara con estigmas, y encontró en ella una fuente de la fe que le llevó a apostar su vida en un último esfuerzo para llevar a Hitler hacia abajo con la pluma y la imprenta. Con una exposición final para terminar todas las exposiciones de Hitler, él esperaba que fuera una historia final que golpearía la conciencia del público y haría que el presidente Paul von Hindenburg depusiera al recién instalado Canciller Hitler antes de que fuera demasiado tarde. Fue una apuesta desesperada que falló. El 9 de marzo de 1933, las «storm troopers»  (las «tropas de asalto», un grupo paramilitar que tenía el partido nazi) irrumpieron en la oficina del periódico de Gerlich, arrancaron su última historia de las prensas, lo golpearon sin sentido, y lo arrastraron fuera para llevarlo a Dachau, donde fue asesinado  la Noche de los Cuchillos Largos, en junio de 1934.


La naturaleza del reportaje que había estado a punto de publicar -algunos dijeron que se refería a las circunstancias de la muerte de la medio sobrina de Hitler, Geli Raubal, en su apartamento; otros dijeron que se trataba de la verdad sobre el incendio del Reichstag en febrero de 1933, o sobre la financiación extranjera de los nazis- se ha perdido definitivamente para la historia; es una de esas sendas de evidencias que he perseguido para llegar a esta amarga conclusión. (...)

Fritz Gerlich
Me las arreglé para localizar en Munich uno de los últimos compañeros de vida de Gerlich, Dr. Johannes Steiner, un editor jubilado de noventa y tantos años que había sido un socio en la condenada hoja de ataque anti-Hitler de Gerlich, «Der Gerade Weg». La memoria del Dr. Steiner de ese tiempo terrible, especialmente los últimos días de Gerlich, cuando estaban todos a la carrera, era fragmentaria. Pero hubo un momento, un recuerdo que había conservado con una claridad aterradora durante seis décadas: una memoria de la Gestapo y las gafas de Fritz Gerlich. Gafas con montura de acero de Gerlich se habían convertido en una especie de firma de la imagen del combativo periodista entre los que lo conocieron en Munich, un emblema casi de su férrea determinación y claridad de visión. Pero después de un año en Dachau, después de que la Gestapo le había sacado de su celda y disparado en la cabeza en la Noche de los Cuchillos Largos, los matones de Hitler eligieron una manera cruel y escalofriante de notificárselo a la esposa de Gerlich. El dr. Steiner recordaba: "Enviaron a su viuda, Sophie, las gafas de Gerlich, todas salpicadas de sangre." [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»].

Rosenbaum ve este gesto cruel como, tal vez, un reconocimiento por los matones de Hitler que Gerlich había visto demasiado y sabía demasiado, una muestra de lo mucho que se temía su visión y que era odiado por el círculo íntimo de Hitler, por haber visto en el interior de ellos.

 Ahora bien, ¿ha notado el lector algo particularmente interesante en la anterior breve reseña sobre el quién, qué, cuándo y dónde de Fritz Gerlich? Probablemente se quedó a un lado, pero fue esto: "Un erudito histórico escéptico, Gerlich no obstante llegó a creer en los poderes proféticos de una polémica -probablemente fraudulenta- mujer bávara con estigmas, y encontró en ella una fuente de la fe que le llevó a apostar su vida en un último esfuerzo para llevar a Hitler hacia abajo con la pluma y la imprenta".

¿De qué está hablando Rosenbaum? ¿De la "estigmatizada bávara"? Bueno, antes de llegar a eso, vamos a hablar de Fritz Gerlich y "El juicio de la nariz de Hitler". En julio de 1932, una imagen extraordinaria de fotocomposición de Hitler apareció en la primera plana de uno de los periódicos más importantes de Munich:



La foto muestra a Hitler en la chistera y frac, del brazo con una novia negra en una escena de boda y el titular decía: "¿Tiene Hitler tiene sangre mongola?". Parece que caricaturas de Hitler habían aparecido en muchos de los periódicos de oposición y de carteles durante años, pero la mayoría de ellos tendían a centrarse en el bigote y el flequillo o bloquearse de exageración facial. Esta imagen golpeó el balón mucho más cerca de la portería y sin duda fue la sentencia de muerte de Gerlich. Para publicar un ataque tan feroz como este, un ataque que era de más largo alcance y que hería más profundamente todavía en el cuerpo del texto que incluso lo que la sensacional foto y el titular indicarían, fue un acto de gran valor personal por un profeta desesperado y condenado. En su pieza maestra, Gerlich propone que el lector aplique la "ciencia racial" de uno de los teóricos raciales favoritos de Hitler, --el Dr. Hans Gunther, que había descrito la forma y dimensión precisa de todas y cada una de las cabezas y rasgos faciales de "el tipo nórdico"-- a la propia cabeza y la cara de Hitler, sobre todo a la nariz. Con el acompañamiento de fotografías, Gerlich procede a demostrar que Hitler no era, de hecho, ario, sino que era, más bien, del tipo de Mongolia. Gerlich fue más allá al escribir una "brillante crítica que resultaba en la devastadora conclusión de que Hitler -por sus propias luces- no sólo carecía de fisonomía aria, sino que además le faltaba un alma aria". Rosenbaum escribe:[Dio] gran satisfacción que, al menos aquí, un periodista anti-Hitler había hecho todo lo posible, había ido a la yugular, había dado rienda suelta a la ira y el desprecio que todos sentían antes de que fueran todos silenciados. Sospecho que esa imprudencia fatal de no refrenarse tiene algo que ver con mi propia fascinación por Gerlich. Es sorprendente descubrir, cuando nos fijamos en la literatura sobre Hitler y los líderes nazis antes y después de la guerra, dentro y fuera de Alemania, lo poco franca, de odio sincero y de desprecio se expresa al ponerla en papel. El tono y la tendencia de los Explicadores antes de la guerra era condescender con Hitler, tratarlo como un fenómeno despreciable, mucho menos considerarlo serio. En lugar de instar a la necesidad de combatir a Hitler, los Explicadores de Preguerra actuaron como si pudiera ignorarse con las palabras, menospreciarlo en el olvido. Le disminuyeron hasta el punto en que ni siquiera era un objetivo digno de antagonismo. La literatura de Posguerra tiende a disminuir Hitler de una manera diferente; sabiendo bien lo que él hacía, se tiende a argumentar que no era realmente él, que eran las fuerzas más y más profundas detrás y debajo de él, la ola sobre la que cabalgaba... La rara excepción a la misma, como era Gerlich, lanza la falta de pasión a otra parte a descansar rígidamente. (...) El imprudente, aun exquisitamente bien afinado, odio bajo la superficie de la sátira de Gerlich (...) era más que un grito, era una herramienta analítica afilada que llegó al corazón de la patología de Hitler antes de que nadie más lo hiciera, antes de que fuera demasiado tarde -si es que alguien hubiera estado escuchando. [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»]


Fritz Gerlich nació protestante y recibió un doctorado en historia en la universidad de Munich. En 1923, él era una figura respetada e influyente en el movimiento nacionalista y, por lo tanto, un partidario temprano de Hitler. Sin embargo, en la primavera de 1923, recibió a un visitante en su apartamento, la estrella en ascenso de las fuerzas nacionalistas de derecha, el mismísimo Adolf Hitler. Nadie sabe lo que pasó en esa reunión, pero parece que algo dicho entonces, conectado con cosas que Hitler hizo más tarde, convirtió a Gerlich un enemigo implacable. Al parecer, Gerlich había visto algo, las "dos caras de Adolf Hitler". Gerlich formó un grupo muy unido de colegas que trabajaron por primera vez en la «Munchener Neueste Nachrichten» y, más tarde, con Gerlich en su propio papel independiente anti-Hitler, «Der Gerade Weg». Durante diez años, desde 1923 hasta 1933, este grupo fue el centro más claro del periodismo anti-Hitler entre los conservadores en Alemania. Los miembros del grupo de Gerlich que escaparon de la detención en la incursión en el periódico de marzo de 1933 pasaron a convertirse en el núcleo del movimiento anti-Hitler, que culminó en el intento fallido de asesinato de Claus von Stauffenberg contra Hitler en julio de 1944. Como se puede adivinar, en ese momento fueron ejecutados.


Volvamos a Rosenbaum ahora para aprender sobre Gerlich y Neumann: Teresa Neumann.


Teresa Neumann (1898-1962)
Mística, Estigmatizada
 
Pero algo extraño sucedió a Gerlich y este pequeño grupo a finales de los años veinte: habían forjado una alianza altamente improbable, que se convirtió en una fuente de la fe que impulsó su valiente campaña anti-Hitler. Gerlich y sus amigos se involucraron profundamente con un santa estigmatizada, una mujer bávara muy controvertida, probablemente fraudulenta, todavía ampliamente adorada: Teresa Neumann.


Todavía me parece increíble que un escéptico, protestante, historiador racionalista como Gerlich, el editor de un periódico inteligente, con esa visión penetradora de mentes detrás de unas gafas con montura de acero, fuera cautivado por esta primitiva y enfermiza mística católica, cuya propia Iglesia era escéptica (...).

Uno de los visitantes de Teresa -un conservador católico aristócrata, el conde von Erwin Aretino, que sobrevivió para convertirse en biógrafo de posguerra de Gerlich -se transformó en un creyente (...). Finalmente, después de las repetidas exhortaciones de sus colegas, el escéptico protestante Gerlich decidió hacer una visita a la estigmatizada. Para sorpresa de casi todo el mundo, volvió profundamente impresionado. Más que eso, regresó en varias ocasiones, y se sintió más y más atraído por el círculo de la campesina, transcribía sus declaraciones de su visión del futuro, y las traducía en advertencias y profecías acerca de la creciente crisis en Alemania. (...) El Dr. Johannes Steiner, colega de Gerlich, retrata a Gerlich yendo primero a Konnersreuth "decidido a desenmascarar a todos los fraudes que encontrara... si es que había alguno que enontrar." [Ron Rosenbaum, «Explicando a Hitler»].