jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Para ser político hay que ser corrupto?

Recibido en un correo electrónico de los que se reenvían por internet. No sé si será verdad lo que dice, o si es aplicable al 100% de los políticos, pero al menos invita a la reflexión.

¿Nunca se ha parado a pensar por qué todos los políticos de cierto nivel invariablemente tienen esqueletos en el armario? ¿Sabe por qué caen de su puesto al ser descubiertos en algún oscuro asunto?


Solo se admiten políticos corruptos
Solo se admiten políticos corruptos
Todos pensamos que tras una investigación, se descubre algún feo asunto y como consecuencia de éste, el político es defenestrado. Algunos malpensados llegan a opinar que alguien de su partido, para trepar a su costa, filtra la información de un asunto comprometedor. Estos últimos malpensantes van bien encaminados, pero no osan llegar un poco más lejos en su razonamiento. La realidad es mucho más simple, por desgracia.

Si usted aspira a subir dentro del organigrama de la política y es de una angelical incorruptibilidad o si su vida profesional y privada está limpia de tacha y mancha, no tiene nada que hacer. Nada de nada. Nadie le ascenderá y será alguien de quien todos desconfíen y hasta lleguen a temer. Mal asunto, hasta puede estar en peligro. Peligro físico, en ocasiones.

¿Por qué ocurre todo esto? Pues es asquerosamente sencillo. Tal y como está montado este diabólico sistema, cualquiera que quiera alcanzar un cargo de cierto nivel debe tener algo que ocultar: corrupción, sexo, lo que sea, algo por lo que se le pueda defenestrar de un día para otro. Debe tener asumido que hay que ofrecer su yugular al que le puso en el cargo por si algún día tiene que degollarlo.


Solo se admiten políticos corruptos
Solo se admiten políticos corruptos


Hay otra consecuencia derivada de todo esto. Supongamos que existe un político de bajo nivel que, por ahora, está limpio. Alguien le tentará, y si cae en la trampa, será “uno de los nuestros”. Ahora ya podrá ascender una vez superada la prueba del bautismo de lodo. Naturalmente, tiene que asumir que ha vendido su alma y que en cualquier momento se la pueden reclamar.

Resumiendo, no es que la política (o el poder) corrompa. Es que para ser político hay que ser corrupto, o no hay nada que hacer. Y si alguno parece que no es corrupto, es que aún no ha salido a la luz o no nos ha podido realizar una demostración con cargo al contribuyente.

Les reto a que me demuestren lo contrario, me haría ilusión que este razonamiento fuera erróneo, porque las pruebas que lo avalan son demasiadas.